Cuba y EE.UU., tras medio siglo de enfrentamientos

El tema que más acaparó la atención de los participantes en la reciente VII Cumbre de Presidentes de las Américas, en Panamá, fue sin duda alguna el de la normalización de las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos y Cuba, proceso que se está acelerando tras el esperado y simbólico apretón de manos entre Barack Obama y Raúl Castro.

Hasta los graves problemas de la enormemente deteriorada economía de Venezuela fueron, de pronto, eclipsados por todo lo que significa, como cambio en el clima regional, el reencuentro de dos países que llevaban más de medio siglo de frustrantes enfrentamientos y abierta hostilidad.

Por esto, entre otras razones, la falta de condena regional a las sanciones norteamericanas dispuestas contra algunos altos funcionarios del régimen de Maduro que seguramente por razones de realismo y de desconfianza hacia la política de este mandatario, mantenían sus ahorros e inversiones en el país del Norte- no sorprendió a nadie. En rigor, hasta hubo presidentes que ni siquiera se refirieron a la cuestión. Más bien, la gran sorpresa en Panamá fueron las distintas expresiones de preocupación acerca de la grave situación de los derechos humanos en Venezuela, consecuencia de la constante acción represiva del cada vez más desprestigiado régimen de Maduro y de su permanente falta de respeto por las libertades individuales de los ciudadanos de su país.

Tan sólo tres días después de las conversaciones en Panamá y con el fin de impulsar la normalización de las relaciones con Cuba, Obama se dirigió a su propio Congreso para solicitarle formalmente que...

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