Un cuadro de cruces espectacular, y difícil para los argentinos

Como en una película de primer orden, las grandes estrellas sacuden la escena a medida que aparecen. En este caso, la producción del Argentina Open se luce con varias estrellas. De a poco se reencienden en Palermo las luces de la marquesina de un certamen que por primera vez contará con tres jugadores del top 10 del ranking, y que contará con el mejor cuadro de sus 16 años de historia. El frnacés Jo-Wilfried Tsonga fue el primero en desembarcar en el país y ya se entrena en las canchas de Buenos Aires Lawn Tennis Club; para las próximas horas se espera los desembarcos de los españoles Rafael Nadal y David Ferrer, mientras que el estadounidense John Isner llegará el lunes por la noche o el martes. No hay tanto apuro para ellos porque -vale recordar- los cuatro primeros preclasificados (Nadal, 5º del mundo; Ferrer, 6º; Tsonga, 9º, e Isner, 11º) tendrán libre la primera rueda y no jugarán hasta el miércoles o el jueves próximos, directamente en la segunda etapa.

Desde el año pasado, el cuadro del torneo está reducido a 28 jugadores; una propuesta generalizada en la mayoría de los torneos de la categoría 250 -la menor del ATP Tour-, con la idea de que los tenistas principales tengan un partido menos de desgaste.

Pero, mientras aguarda la aparición de los nombres mayores, el Buenos Aires ya tuvo acción con el sorteo del cuadro principal y el comienzo de la clasificación (ver aparte). La reunión en la que se determina quién se cruzará con quién ya se convirtió en una de las atracciones en el sábado previo a la acción. En esta ocasión, el azar de las fichas arrojó varios enfrentamientos complejos para los seis representantes argentinos. Uno será entre compatriotas, Leonardo Mayer y Guido Pella; el ganador se medirá luego con Tsonga. El francés, si bien participa por primera vez en el ATP de Buenos...