Un cruzado que dedicó su vida a luchar contra los incrédulos

Robert L. Ripley encontró en la televisión un aliado perfecto para reforzar la cruzada contra los escépticos y los incrédulos, a la que dedicó toda su vida. En algún momento habrá pensado, como le pasó a cualquier lector habitual de las viñetas cotidianas del "Créase o no" publicadas (todavía hoy) en decenas de diarios del mundo, que los hechos raros, curiosos o increíbles presentados allí con textos y dibujos tenían muchas más probabilidades de ser dados por ciertos si llegaban a ponerse en movimiento a la vista de todos.

El ver para creer necesitaba una prueba televisiva para completar sus propósitos. Los cuadritos gráficos del "Créase o no" (publicados durante muchísimos años en el ángulo superior de la página de historietas de La Nacion, a la izquierda de Trudy) habían superado largamente la prueba de la popularidad. Pero la TV podía ampliarla y expandirla todavía más. Y el Créase o no de la pantalla chica, emitido por primera vez en la cadena NBC el 1° de marzo de 1949, tuvo al mismísimo Ripley como presentador y conductor.

Disponible hoy a través de YouTube (una maravilla que, de vivir hoy Ripley, lo hubiese desvelado), ese programa ofrece al espectador actual mucha más ingenuidad que rigor científico. Para justificar sus argumentaciones, Ripley recurría allí a varios colaboradores. Algunos tenían estampa de especialistas y otros mostraban nada más que un entusiasta convencimiento. Vistos en 2014 por un espectador curtido en horas y horas de demostraciones televisivas, las argumentaciones de Ripley aparecen difíciles de sostener, pero pueden disculparse en nombre de las limitaciones que ofrecía la televisión en vivo y también a partir de la seguridad que nunca abandonaba al mentor de la idea. Buena parte del éxito de cualquier proyecto divulgador descansa en la voluntad a prueba de balas de quien lo expresa.

Ripley no pudo ver todo lo que pasó después. Al morir de un ataque cardíaco el 27 de mayo de 1949, el ciclo televisivo que había imaginado sobrevivió apenas un par de temporadas y concluyó a fines de octubre de 1950. Pero la idea perduró, se multiplicó por cientos en los diarios del mundo durante las siguientes décadas y encontró en los años 80 el esplendor de una segunda vida. Gracias a ese regreso, el nombre de Ripley se hizo más famoso que nunca en todo el mundo.

Este Créase o no, el de mayor fama televisiva de la historia, llegó a la Argentina en 1987. Eran tiempos en que nadie estaba pendiente como hoy por ver un programa de...

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