Cristina y la táctica del terror

Con los habituales reflejos tardíos para las malas noticias, el Gobierno se notificó en la última semana de que no tiene más vida que los dos años por venir. Fue un reconocimiento incómodo, que llevó a la Presidenta a la cumbre de la furia. Lo supo: ni ella ni ningún delfín consentido tienen futuro. Cristina buscó a los culpables. Los empresarios. Los medios periodísticos independientes. Una sociedad equivocada. ¿Y Scioli? Scioli es el que pregonó la noticia entre propios y extraños.Hay que ayudar al Gobierno a que llegue lo mejor posible, dijo, y mostró al rey desnudo. Sin embargo, ese reconocimiento de la finitud no significa que la Presidenta haya aceptado que sólo la aguarda la melancolía de toda despedida.Eliminada la amenaza de la re-reelección, que careció siempre de solvencia política e institucional, la pregunta actual del cristinismo es cómo conservará el poder hasta el último día. No existe un último día con la plenitud del poder. El sistema de equilibrios de la política elimina esa posibilidad. Podría buscar la comprensión y el apoyo de sectores políticos ajenos, pero el cristinismo es alérgico al consenso. El único camino que han encontrado hasta ahora es el camino de siempre. Gobernar con el terror. Las lapiceras de la administración todavía funcionan. La AFIP tiene intactas sus arbitrarias facultades. convoca, grita, insulta, abre y cierra la Aduana del país.no quiere saber nada con los partidos políticos ni con sus candidatos. Es su regreso a la era predemocrática. Se explica: ¿cómo presionarlos o cómo extorsionarlos a los que ya le han ganado? Prefirió llamar a una parte de los empresarios, extrañamente a los que más cerca de ella estuvieron siempre. Y a los pocos sindicatos amigos que le quedan. A algunos los trató con una dosis de simpatía difícil de creer, sobre todo porque los convocó como adversarios electorales y no como representantes sectoriales. Ellos fueron los que construyeron la derrota del cristinismo. Ellos son los patrones de los candidatos triunfantes. No es una inferencia. Ella lo dijo públicamente.Ahora bien, ¿por qué los llevó a Santa Cruz cuando la sede de ella y la de los empresarios está en la Capital? La maniobra fue especialmente cruel con el empresario Eduardo Eurnekian, que debió asistir a su propia derrota como aspirante a la polémica construcción de dos represas hidroeléctricas. Esa obra fue a parar a manos de Electroingeniería, una empresa que creció a la sombra del kirchnerismo. Ocupa ahora el lugar de...

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