Cristina, sé lo que hiciste el verano pasado

Sonaban las sirenas de todos los buques, un tenor cantaba "Aurora" y tres aviones pasaban en vuelo rasante y dibujaban en el cielo una fumata azul y blanca. Parecía un homenaje de Spielberg filmado en Pearl Harbor, pero todo ocurría en un modesto anfiteatro montado frente a la base naval de Mar del Plata. Parecía también que habíamos ganado una guerra anticolonial, pero sólo estábamos celebrando la corrección de un grave error doméstico. Así comenzó el año político de , con una carísima y estruendosa "fiesta popular" para que sus militantes aplaudieran el regreso a tierra de la Fragata Libertad, que, por negligencia gubernamental, había sido embargada en Ghana. Los afiches pagados por Balcarce 50 consistían en un dibujo soberbio con toques estalinistas y remembranzas de Salgari, en el que Cristina parecía una bucanera al mando de un timón añejo. Decía: "Cristina Capitana. Nosotros viento, la patria barco". Qué rápido olvidamos algo tan próximo: no pasó un año de aquel hilarante momento "patriótico", y la Presidenta guardaba todavía la ilusión de eternizarse.En la estela de esa omnipotencia, la gran dama recalentó aquel verano al firmar un oscuro pacto con Irán. No le importaron las dudas razonables que le planteaban todo el arco político y las propias organizaciones judías, y ordenó la obediencia debida en el Congreso. No se trató, recordarán, de una lógica búsqueda de consensos para un tema que por su delicadeza excedía los perímetros normales de la política. Había que sacar el proyecto a lo guapo. Para demostrar quién tenía los votos y quién mandaba. Se hizo su voluntad.Los idus de marzo, no obstante, la cubrieron de contrariedades: el 5 murió su gran amigo y aliado Hugo Chávez, y http://buscar.lanacion.com.ar/tags/Papa%20FranciscoCristina tuiteaba sobre ciertas obras públicas en Neuquén y Río Negro mientras el planeta se conmovía por el papa Francisco. Lo pensó mejor, tragó saliva y unas horas después pegó un espectacular giro de 180 grados y se abrazó a la sotana blanca. Dios no sólo es argentino, también es peronista.La primera desgracia apareció muy pronto. Y lo hizo a modo de un diluvio bíblico: en tres horas cayeron 181 milímetros de agua sobre La Plata y murieron 78 personas. Tardó demasiadas horas la Presidenta en reaccionar frente a una tragedia nacional, pero los vecinos no sólo le recordaron esa tardanza, sino que le señalaron airadamente la imprevisión del kirchnerismo y la inoperancia general del Estado. El cristinismo se vanagloriaba de la...

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