'Con Cristina no', le dijeron a la Corte

Luis D'Elía y Juan Ramos Padilla en la marcha en contra de la Corte Suprema

Que individuos que arrastran problemas con la Justicia e incluso estuvieron presos por cometer delitos hagan una manifestación en Tribunales para despotricar contra la Corte Suprema tiene cierta lógica, aunque no es algo frecuente. Lo curioso del acto de ayer es el acompañamiento político y sindical de sectores oficialistas del ala kirchnerista.

El gobierno pretendió presentar esa participación como una iniciativa ciudadana para no hacerse cargo del pedido de las cabezas de los miembros de la Corte Suprema, extremo oficializado en el documento del acto. Pero las imágenes de la televisión desmintieron al gobierno: no hubo ninguna impronta ciudadana a la vista; la espontaneidad no era lo que relucía. Salvo por la languidez de los oradores y la baja estatura política de quienes pasaron por el escenario, fue un típico acto peronista, con decenas de colectivos contratados para movilizar militantes, bombos, pancartas, cánticos organizados y el acostumbrado desprecio por la circulación en el centro de la ciudad, que resultó caótico.

Los dos reclamos convocantes, el fin del " lawfare " y la "democratización de la Justicia", dejaron claro el sello de agua de Cristina Kirchner , cuya abogada Graciana Peñafort , quien a la vez es directora de Asuntos Jurídicos del Senado, sobresalió en primera fila.

En algunas causas en las que fue procesada, no en todas, Cristina Kirchner usó para su defensa la idea de una conspiración de jueces y medios de comunicación para perseguirla penalmente por razones políticas y habló de "lawfare" para nombrar infinitas veces la supuesta persecución, por lo que el neologismo quedó indisolublemente asociado con su situación personal.

Otro tanto ocurre con la expresión "democratización de la Justicia", que a la vez involucra a la Corte Suprema. Sucede que así llamó el gobierno kirchnerista en 2013 a la reforma judicial que la Corte terminó volteando tras declarar inconstitucional el núcleo. Es extraño que se hable ahora de democratizar la justicia como algo novedoso cuando bajo esa denominación fueron aprobadas por el Congreso hace ocho años media docena de leyes que poco más tarde la Corte no permitió aplicar. Nadie aclaró si se postula reincidir con las mismas medidas o, lo más probable, sólo se usa el nombre de aquel paquete porque se le atribuye una resonancia positiva y casi nadie se acuerda de que fue un fracaso. El discurso político del...

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