Cristina denunció una persecución y dijo que Báez no es su socio ni su amigo

Cristina Kirchner estaba ansiosa por hablar. No habían pasado cinco minutos de su llegada al juzgado de Julián Ercolini cuando dijo: "Eso es parte de una persecución político mediática que se da en la región destinada a sacar de la agenda política a los líderes que lucharon por beneficiar a los más desposeídos". El juez le dijo que si era parte de su indagatoria debía esperar a cumplir con las formalidades.

Así arrancó su defensa en la causa en que por primera vez fue indagada por corrupción, acusada de direccionar la obra pública vial hacia Lázaro Báez, empresario con quien comparte negocios. "Báez no es ni mi socio ni mi amigo", se defendió la ex presidenta en dos horas de declaración en las que no contestó las preguntas del juez Ercolini ni las de los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques.

En su monólogo -mezcla de chicanas políticas y argumentos jurídicos- pidió la nulidad de toda la causa, se remitió a un escrito presentado en octubre pasado en que reiteró los mismos argumentos que ayer enfatizó ante el juez, con vehemencia, aunque sin soberbia, en una por momentos tensa indagatoria, dijeron a LA NACION fuentes con acceso a lo que ocurrió a puertas cerradas.

Cristina Kirchner llegó a las 10.15 en el primer auto de una comitiva de tres vehículos que ocupaban hombres de custodia de la Policía Federal. Atravesó la militancia que la esperaba en la esquina de Antártida Argentina y Comodoro Py 2002. Eran no más de 4000 personas con banderas de La Cámpora, Miles y la Tupac que se mezclaban con el humo de un emprendedor que encontró su negocio en la venta de choripán.

El edificio de Comodoro Py 2002 estaba rodeado por una doble valla metálica y con un cordón de policías y hombres de Prefectura Naval. En el interior había tres policías por piso. Había mucha calma y nadie dando vueltas, muy diferente de la primera indagatoria, en abril pasado, cuando todo se parecía más a un acto político que a un trámite procesal.

Vestida de beige, saludó antes de entrar al edificio y subió por el ascensor hasta el cuarto piso, donde la esperaban el juez y los fiscales. El juzgado de Ercolini queda justo enfrente del de Bonadio, ya visitado por la ex mandataria dos veces este año.

En el juzgado de Ercolini fue interrogada sobre su domicilio. Cuando dio el de El Calafate, le preguntaron por el anterior y contestó: "Quinta de Olivos". Cuando tuvo que decir cuáles eran sus ingresos, explicó que eran 300.000 pesos, de sus pensiones, aunque cuando intentó...

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