Cristina, corrida de la campaña para darle vuelo propio a Scioli

Sólo el final enrarecido en el que derivó la feroz interna bonaerense obligó a Cristina Kirchner a participar de una campaña para la que se había corrido. En busca del voto independiente, la Presidenta terminó cediendo el lugar estelar a Daniel Scioli en la campaña presidencial que tendrá hoy su primera escala y se guardó tácticamente para intentar ampliar la base de sustentación del peronismo sin ella.

Su escasa participación desde que designó al gobernador bonaerense para que la herede terminó por darle voz y voto al núcleo duro del sciolismo, que estuvo a cargo de toda la estrategia de campaña, desde el mensaje, los spots publicitarios, la organización de los actos y las sutiles, pero cada vez mayores muestras de autonomía que ensayó el ex motonauta. De a poco, con el repliegue del cristinismo puro, el equipo de Scioli ganó confianza e imprimió a la campaña toda la estética tradicional del gobernador.

Corrido de la estrategia, el kirchnerismo acompañó. A excepción del ministro de Economía, Axel Kicillof, que tuvo su propia campaña en territorio porteño, La Cámpora no tuvo protagonismo en el armado posterior a la definición de las candidaturas y sólo el secretario general de la Presidencia, Eduardo "Wado" de Pedro, actuó como nexo para que la mentada "unidad en la diversidad" que pregona Carlos Zannini no se transforme en diferencias de fondo.

El compañero de fórmula del gobernador se dedicó a predicar el mensaje cristinista en el mundo naranja de Scioli y apostó por las reuniones de corte puramente políticas como el lugar donde marcar territorio. Su lugar fue acompañar al bonaerense a los encuentros con los gobernadores.

La televisión, y sobre todo el horario central y los programas de la tarde, las entrevistas en radios, las fotos de campaña y la propaganda electoral tuvo dos únicos protagonistas: el propio Scioli y su mujer, Karina Rabolini, que se turnaron en las últimas dos semanas para conquistar el voto independiente al que el kirchnerismo duro no puede llegar. En la Casa Rosada sostienen que la división de tareas fue estratégica y que lo que planteó la Presidenta fue no espantar votantes que veían en Scioli una alternativa más moderada. "Tenía que dejarlo mostrarse tal cual es", relató un funcionario del riñón oficialista para dar cuenta de una táctica pensada en conjunto.

No fue casual que el cierre previo a la...

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