Cristina atribuyó a 'grupos de tareas' las acusaciones contra Aníbal Fernández

En su último discurso antes de las elecciones, Cristina Kirchner disparó ayer para todos lados: se rió de Mauricio Macri por experimentar con el budismo, acusó a Elisa Carrió de montar una "aguantadero" de delincuentes en su casa y comparó las denuncias periodísticas contra funcionarios de su Gobierno con los grupos de tareas que secuestraban, torturaban y mataban durante la dictadura militar.

En medio de un clima de alta tensión en la interna oficialista entre los dos candidatos a gobernador para la provincia de Buenos Aires, la Presidenta le dio ayer un cerrado y contundente apoyo a Aníbal Fernández, después de que el condenado a cadena perpetua Martín Lanatta lo acusara de ser el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez, en un informe de Periodismo para todos, que se emitió el domingo por El Trece. Nada dijo de las acusaciones que el jefe de Gabinete había lanzado contra su oponente, Julián Domínguez, a quien directamente había acusado de comprarles "droga a los transas".

Por cadena nacional y mientras anunciaba un aumento del 12,49 por ciento en las jubilaciones, correspondiente al segundo semestre del año (ver aparte), Cristina Kirchner se despachó con un mensaje de desafío hacia la Justicia y la oposición.

La Presidenta consideró que las denuncias eran "dispositivos antidemocráticos" accionados por "los grupos de tareas" que, según relató, "se conforman con un trípode" integrado por una "denuncia mediática" con "clivaje político, preferentemente del centro a la derecha", y "algunos sectores del Poder Judicial".

Rodeada de todo su Gabinete, Aníbal Fernández la escuchaba con el gesto serio desde el escenario. Del otro lado, con el resto de los ministros, estaba Domínguez, quien quedó marginado del entorno más cercano al kirchnerismo por la disputa. Los dos fueron protagonistas de los últimos cruces políticos dentro del kirchnerismo en el que derivó la denuncia contra el jefe de Gabinete, que había acusado a sus oponentes internos de montar una operación en su contra. Quedó en el medio el gobernador y candidato presidencial Daniel Scioli, que había intentado correrse del escándalo, otro de los invitados al acto en la Casa Rosada. La Presidenta arrancó con todo, mofándose de Mauricio Macri. "Se ve que alguno me ha hecho alguna cosita para que no pueda hablar [por su laringitis], pero no importa. No voy a ninguna bruja yo, quédense tranquilos. Prefiero la consulta médica", lanzó.

Buena parte del discurso lo dedicó a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR