La crisis, otra vez

PARIS (De nuestra corresponsal). - Con su derrota, Nicolas Sarkozy se incorporó ayer a la larga lista de dirigentes que fueron barridos por la crisis en Europa o por la aplicación de planes de austeridad, violentamente resistidos por los ciudadanos de cada uno de esos países.La llegada de un socialista al poder en la quinta potencia económica del mundo y la segunda de Europa es un acontecimiento político mayor: en primer término, porque se convertirá en un contrapeso en un continente prácticamente dominado por gobiernos de derecha; y en segundo lugar, porque puede abrir una alternativa a las rígidas políticas de recorte impulsadas por Alemania. "La austeridad no debe ser una fatalidad", dijo en su mensaje Hollande.Como Sarkozy, otros diez gobiernos cayeron desde 2008 por culpa de la crisis, incluidos el del socialista José Luis Zapatero en España y Silvio Berlusconi en Italia. Como era de esperar, las consecuencias de la crisis también tuvieron un papel esencial en las elecciones francesas, en momentos en que la recesión aumenta y hace explotar las tasas de desempleo. En Francia, las cifras de la desocupación, que se acercan al 10%, son las más altas de los últimos 13 años.Esa situación, sumada a la falta de competitividad de la industria y la anemia de los índices de crecimiento, alimentó la inquietud de los electores, los políticos y los economistas sobre la pertinencia de seguir aplicando planes de ajuste en un contexto de semejante depresión. En las últimas semanas, una ola de protestas se elevó de los cuatro puntos cardinales de la Unión Europea (UE) para recordarles a todos los dirigentes, y sobre todo a la canciller Angela Merkel, que hay otras soluciones para la crisis.Y si bien la jefa del gobierno alemán parece más sensible a esos argumentos que antes, su país persiste en la imperiosa necesidad de reducir los gastos públicos, única manera -según Berlín- de restaurar la confianza en la zona euro.Por su parte, François Hollande prometió durante toda su campaña que tratará de dar un sitio más importante al crecimiento, en vez de aceptar una política de "todo austeridad"."Cambiaremos el rumbo de la construcción europea", prometió. Era lógico que en la actual situación del país, los votantes franceses fueran sensibles a ese argumento. Una profesión de fe que, no obstante, contiene todos los elementos para preocupar seriamente a su vecina alemana.Pero una crisis como la actual, que afecta la totalidad del bloque, no se resuelve con una elección...

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