Crisis financiera global (II)

AutorMirador internacional
Paulson confirmó que EE UU. intervendrá en la compra de bancos

El secretario del Tesoro aseguró que su gobierno adquirirá participaciones en las instituciones financieras en problemas, en otra medida que acentúa la intervención estatal en la economía; lanzaron un plan de acción conjunta

El secretario del Tesoro de EE.UU., Henry Paulson, confirmó esta noche que el Gobierno estadounidense podría adquirir participaciones en instituciones financieras y bancos, a fin de estabilizar los mercados financieros y restaurar la confianza en las bolsas.

"Estamos desarrollando estrategias para adquirir participaciones en las instituciones financieras según sea necesario para impulsar la estabilidad en los mercados financieros", afirmó Paulson en un comunicado.

Paulson y los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete se reunieron hoy en Washington y anunciaron un plan de acción para combatir la crisis financiera mundial, que incluye el uso de "todas las herramientas disponibles" para brindar apoyo a las principales instituciones y evitar su quiebra.

"El G7 acuerda hoy que la actual situación llama a una acción urgente y excepcional", indicó un comunicado emitido por el Tesoro estadounidense. "Nos comprometemos a continuar trabajando juntos para estabilizar los mercados financieros y restaurar el flujo de crédito, para apoyar el crecimiento económico global", agregó.

El plan establece que el G7 tomará "todas las acciones y usará todas las herramientas disponibles para apoyar sistemáticamente importantes instituciones financieras y prevenir su quiebra". Añade que los miembros del G7 están preparados para hacer lo necesario para desbloquear el mercado del crédito hipotecario y que tomarán "todas las medidas necesarias para desbloquear el crédito y los mercados de divisas".

Plan del G-7 para evitar el derrumbe

Los ministros de Economía de los países más industrializados lanzaron una ofensiva con medidas "urgentes y excepcionales"

Una protesta por la crisis financiera en la City londinense derivo ayer en incidentes con la policía

Al término de la peor semana desde que comenzó la crisis financiera global, los ministros de Economía y de Finanzas de los siete países más industrializados (G-7) del mundo lanzaron ayer un plan conjunto para estabilizar a los caóticos mercados, evitar la quiebra de los bancos importantes y restaurar los flujos de crédito.

"La situación actual requiere acciones urgentes y excepcionales", afirmó en un comunicado el G-7 -conformado por Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá, Reino Unido, Japón e Italia- al término de la reunión que mantuvieron los ministros en Washington.

En su plan de acción de cinco puntos, el G-7 se comprometió a "tomar medidas decisivas y a usar todas las herramientas disponibles" para apoyar a los bancos de importancia para todo el sistema financiero y a evitar su colapso. Los siete países más industrializados también prometieron "tomar todos los pasos necesarios" para hacer que fluya de nuevo el crédito y funcionen los mercados monetarios, de forma que los bancos tengan un acceso "amplio" a la financiación.

El tercer punto del programa establece que los gobiernos se asegurarán de que los bancos puedan obtener suficiente capital de fuentes públicas y privadas para restablecer la confianza y poder prestar a consumidores y empresas. La cuarta medida consiste en asegurar que las garantías de los depósitos sean "robustas y consistentes".

Por último, el G-7 se comprometió a "tomar medidas, si es apropiado, para reactivar los mercados secundarios de hipotecas y otros activos titulizados".

El plan, calificado de "agresivo" por el secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson, fue el resultado de una reunión de cuatro horas en la sede del Departamento del Tesoro, que sigue a una histórica operación coordinada de recorte de tasas de interés por parte de los bancos centrales de 21 países.

Paulson también dijo que el gobierno norteamericano comprará acciones de los bancos para darles capital con los fondos del paquete de rescate de 700.000 dólares para los bancos de su país afectados por la crisis hipotecaria.

Tras su cita de ayer, los ministros del G-7 se reunirán hoy con sus pares de los países emergentes dentro de un marco más ampliado, el denominado G-20 Financiero, que incluye a la India, China, Rusia, la Argentina, Brasil y México. Esa reunión toma dimensión histórica ante la magnitud de la crisis. Se trata de la primera vez que el G-7 consulta a los países emergentes a causa de una crisis que se inició en un país industrializado, Estados Unidos.

Las reuniones serán una "señal inequívoca" de la voluntad de superar la crisis financiera global, expresó el presidente estadounidense, George W. Bush, que recibirá a los ministros del G-7 en la Casa Blanca.

En un nuevo intento por frenar el "dramático" desplome de las bolsas del mundo y devolver la confianza a los mercados, Bush afirmó ayer que su gobierno "seguirá actuando para resolver las crisis".

"[Mi gobierno] sabe cuáles son los problemas, tiene los instrumentos necesarios para hacerles frente y está actuando para ello", dijo Bush, que ya habló seis veces desde que el Congreso aprobó el plan de rescate de 700.000 millones de dólares para los bancos de EE.UU. Sin embargo, ni los mensajes presidenciales ni el plan de salvataje calman a los mercados. Ayer fue otro día turbulento en las plazas mundiales, con caídas generalizadas en Europa, Asia y América latina. (ver aparte).

En el marco de la crisis, los jefes de Estado y de gobierno de los 15 países de la zona euro tratarán de acordar un plan de acción común ante el agravamiento de la situación, durante una cumbre que tendrá lugar mañana en París, de la que participarán el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y el titular del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet.

En la línea con estas cumbres, el director del Fondo Monetario Internacional (FM), Dominique Strauss-Kahn, dijo que es "urgente" un alto nivel de cooperación internacional para hacer frente a la crisis.

"Es urgente que haya un alto nivel de cooperación internacional", afirmó. "Los problemas en los mercados financieros van ahora más allá de las pérdidas de efectivo [del sector financiero]", dijo el titular del Fondo, quien añadió que existe "una crisis de confianza".

En Londres, decenas de personas protestaron por el manejo de la crisis por parte del gobierno de Gordon Brown. La protesta tuvo lugar en momentos en que se divulgaba un informe del Centro de Investigación Económico y Financiero que prevé una recesión en el país todavía más grave que la de comienzos de los 90. Londres envió ayer una delegación del Tesoro a Islandia, para discutir con los bancos de ese país los efectos de la crisis en los ahorristas privados y estatales

La hora de la verdad

NUEVA YORK.? El mes pasado, cuando el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dejó que Lehman Brothers se derrumbara, escribí que Henry Paulson, el secretario del Tesoro, estaba jugando a la ruleta rusa financiera. Sin duda, había una bala en la recámara: la bancarrota de Lehman hizo que la crisis financiera mundial, que ya era grave, se pusiera mucho peor.

Las consecuencias del derrumbe de Lehman se hicieron evidentes en pocos días; sin embargo, algunos actores políticos clave han desperdiciado en gran parte las cuatro últimas semanas. Ahora han llegado al momento de la verdad: será mejor que hagan algo pronto o la economía mundial puede sufrir su peor caída desde la Gran Depresión.

La respuesta a esta crisis por parte de las dos grandes potencias monetarias del mundo -Estados Unidos y las 15 naciones que usan el euro- ha sido penosamente inadecuada.

Europa, por carecer de un gobierno común, ha sido literalmente incapaz de actuar en conjunto. Estados Unidos debería haber estado en una posición mucho más fuerte. Y cuando Paulson anunció su plan, hubo una fugaz oleada de optimismo. Pero pronto quedó claro que el plan padecía una fatal carencia de claridad intelectual.

Paulson propuso comprarles a los bancos "valores incobrables" por la suma de 700.000 millones de dólares -valores vinculados con las hipotecas tóxicas-, pero nunca fue capaz de explicar por qué eso resolvería la crisis.

Muchos economistas coinciden en que lo que debería haber propuesto era, en cambio, una inyección de capital directamente a las empresas financieras: el gobierno norteamericano proporcionaría a las instituciones el capital que necesitaban para seguir activas, deteniendo así la espiral descendente, a cambio de la propiedad parcial de esas instituciones.

Cuando el Congreso modificó el plan de Paulson, introdujo provisiones que posibilitaban esa inyección de capital, pero que no la hacían obligatoria. Y hasta hace dos días, Paulson seguía oponiéndose a hacer lo correcto.

Pero el miércoles pasado, el gobierno británico, demostrando la clase de pensamiento claro que tan escaso ha sido en este otro lado del charco, anunció un plan destinado a proporcionar a los bancos 90.000 millones de dólares de nuevo capital, junto con amplias garantías para las transacciones financieras entre bancos. Y los funcionarios del Tesoro norteamericano dicen ahora que planean hacer algo similar, usando la autoridad que no querían, pero que el Congreso les confirió de todas maneras.

El punto ahora es si esas acciones no son demasiado pequeñas y si no...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR