Crisis y divorcios por culpa de Macri

Los altos mandos del Contrafrente para la Resistencia (ex Frente para la Victoria), Cristina y Máximo, están alarmados: siguen las rupturas en nuestras filas, los choques, los divorcios. Por momentos parece una guerra de todos contra todos, un sálvese quien pueda. Alicia está a los tortazos con Báez. Y Báez con Echegaray, que ya se lo imagina en cana. Esto le preocupa a Máximo, porque si Lázaro termina en la cárcel a él le va a caer encima una bocha de laburo. Y no la clase de laburo que le gusta a Maxi, como la generación de Rosaditas, sino antipático: esconder papeles, tapiar bóvedas, cerrar empresas, tirar por la ventana a miles de empleados, vérsela con los jueces. Vaya socio que nos legó papá, se queja el Principito. La familia ya venía afectada por la separación de Florencia y Camilo Vaca Narvaja. Los Kirchner no pueden dejar de sospechar que Camilo había encarado la relación como una alianza estratégica.

No nos escandalicemos: es algo parecido a lo de Scioli y Karina Rabolini, cuyo amor estaba a la vista y era muy grande, pero no tan grande como para soportar un traspié en las urnas. También se separaron Cristóbal López y De Sousa, para administrar mejor sus muertos, hasta que se metió la Justicia y los obligó a seguir juntos, con un mandato tipo "muchachos, tienen que quererse". Y el colmo: la única pareja que deseamos que estalle por los aires, la de Ottavis y Vicky Xipolitakis, sigue viento en popa. Contra la opinión de los altos mandos, Ottavis está convencido de que ha encontrado por fin su Evita, su Cristina, digamos, la compañera ideal para llevar adelante un proyecto verdaderamente revolucionario.

Mis jefes están obsesionados con estas cuestiones. Por ejemplo, el noviazgo de Juan Manuel Urtubey e Isabel Macedo los puso de la nuca. No pueden negar que el traidor, que tiene su facha, y la beauty hacen una buena pareja. "Tienen garantizado mucho espacio en los medios sin poner un mango", protestan madre e hijo. Yo los consuelo: tampoco el macrismo escapa a estas crisis. A la separación de María Eugenia Vidal y Tagliaferro le siguió, los últimos días, las fuertes críticas de Lilita a Macri. Mauricio la convocó de urgencia a Olivos y, como recurso extremo, puso la terapia de pareja en manos de Ernesto Sanz, un experto en traumas después de haber liderado la UCR durante tantos años. Sanz asistió a la cruda descarga de Lilita en la cara del Presidente. Habló pestes de Nicky Caputo, de Angelici, de Majdalani. Básicamente, un...

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