Crisis y Desafíos del cambio

Benedicto XVI, Obispo de Roma, Papa

Ilustres señores, gentiles señoras:

Con viva complacencia os acojo y saludo cordialmente a los miembros del grupo dirigente de la Confederación Italiana Sindical de los Trabajadores: saludo particularmente al secretario general, y le agradezco las palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Él ha recordado que precisamente hace 60 años, la CISL daba sus primeros pasos tomando parte activa en la fundación del sindicato libre internacional y contribuía a la naciente entidad con el fundamento en los principios de la doctrina social de la Iglesia y la práctica de un sindicalismo libre y autónomo de facciones políticas y de los partidos. Estas mismas orientaciones intentáis llevar a la práctica hoy, deseando continuar extrayendo del magisterio social de la Iglesia inspiración para vuestra actuación, con el fin de tutelar los intereses de los trabajadores y de las trabajadoras y de los jubilados de Italia. Como ha afirmado oportunamente el secretario general, el gran desafío y oportunidad, que la preocupante crisis económica del momento invita a saber aprovechar, consiste en encontrar una nueva síntesis entre bien común y mercado, entre capital y trabajo. Y en este ámbito es significativa la contribución que pueden aportar las organizaciones sindicales.

En el pleno respeto de la legítima autonomía de toda institución, la Iglesia, experta en humanidad, no se cansa de ofrecer la contribución de su enseñanza y de su experiencia a aquellos que pretenden servir a la causa del hombre, del trabajo y del progreso, de la justicia social y de la paz. Su atención a las problemáticas sociales ha crecido a lo largo del último siglo. Precisamente por esto, mis venerados predecesores, atentos a los signos de los tiempos, no han dejado de proporcionar oportunas indicaciones a los creyentes y a los hombres de buena voluntad, iluminándolos en su empeño en la salvaguardia de la dignidad del hombre y de las reales exigencias de la sociedad.

En el alba del siglo XX, con la encíclica Rerum novarum, el Papa León XIII hizo una encendida defensa de la dignidad inalienable de los trabajadores. Las orientaciones ideales, contenidas en este documento, contribuyeron a reforzar la animación cristiana de la vida social; y esto se tradujo, por otro lado, en el nacimiento y consolidación de no pocas iniciativas de interés civil, como los centros de estudio social, las sociedades obreras, las cooperativas y los sindicatos. Se verificó...

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