Por la crisis, dan un salvataje a las eléctricas

La historia de los últimos días del sector de distribución eléctrica puede ser entendida como una alegoría de la relación entre el kirchnerismo y las empresas Edenor y Edesur en la década: cuando las compañías estaban transitando el peor momento en años, con el riesgo cercano de entrar en un proceso de quiebra y la amenaza de tener que entregar la concesión, el Gobierno les dio un salvavidas transitorio para mantenerlas a flote durante un tiempo más, pero sin resolver los problemas de fondo, que quedarán para el próximo que maneje la Casa Rosada.

Todo eso quedó plasmado en la resolución 32 de la Secretaría de Energía, que salió publicada ayer en el Boletín Oficial y guiará la marcha del sector eléctrico posiblemente hasta el próximo gobierno.

El primer punto de la norma, que firma Mariana Matranga por indicación del ministro de Economía, Axel Kicillof, aprueba "un aumento transitorio en los ingresos" para las dos distribuidoras metropolitanas retroactivo al 1° de febrero del mes pasado.

Los técnicos del sector eléctrico trabajaban ayer para definir cuál sería el porcentaje de aumento en sus recursos, pero aún no habían llegado a ningún cálculo fino.

Los mayores ingresos de las empresas serán a cuenta de un futuro aumento de tarifas que "se lleve a cabo oportunamente". En otros términos: parece casi imposible que el kirchnerismo se haga cargo de ese trámite, al que siempre en los últimos diez años esquivó pese a que se comprometió a hacerlo a mediados de la década pasada.

En línea con el espíritu de los últimos años, los mayores ingresos de las empresas no provendrán de un ajuste de tarifas que deberían pagar los usuarios, sino de transferencias que les hará Cammesa, la compañía administradora del mercado eléctrico a partir de fondos que reciba del Estado. Es decir, de subsidios.

También podrán anotar en sus balances como propios los fondos provenientes del Programa de Uso Racional de la Energía Eléctrica, que desde hace años pagan muchos usuarios. Hasta ahora los recibían, pero en sus balances figuraban como un crédito, es decir, como una deuda.

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