El crecimiento que ni un tropiezo puede eclipsar

LONDRES.? Juan Martín se cae. Está agotado. Ya casi no tiene gotas de sudor, ni lágrimas. Ni tampoco ímpetu para levantar la mirada, los brazos. Ya no tiene batería, Juan Martín. Su película en el maravilloso mundo de los maestros acaba de finalizar. Sin el mejor cierre, es verdad, pero con matices que hacen sospechar grandes momentos en el futuro próximo. Del Potro está herido; es lógico, genuino. Se quedó sin la posibilidad de estar en la final del Barclays ATP World Tour Finals, pero acepta la derrota abrazando a Novak Djokovic, ese hombre que es mucho más que un bufón. El serbio es el N° 1, con piernas de plastilina, corazón de león y golpes de robot. Nole es una maravilla. Por eso pudo reponerse frente a un rival que estaba en llamas y que lo dominó durante gran parte del desafío. Cual si fuera el Guasón, Djokovic sonrió último, y Delpo sintió el impacto, trastabilló, se le escurrió el oro entre los dedos.Pero está orgulloso, Juan Martín. Ahora y por los próximos días, la caída 4-6, 6-3 y 6-2 frente al serbio le dolerá, seguirá zumbándole en la cabeza como un insecto molesto. Pero en frío valorará todo lo conseguido en el O2 Arena y en la temporada, principalmente. Pudo haber llegado más lejos en la Copa de Maestros, porque tuvo la iniciativa (para los cuatro fantásticos del ranking es inusual que los ataquen desde el principio), demostró un nivel soberbio durante el primer set, lanzando tiros fortísimos y a las líneas que vulneraron el poder defensivo de Nole y lo obligaron a equivocarse, ejecutando saques precisos (76% de puntos ganados con el primer servicio y 67% con el segundo) y hasta desorientando al serbio con drops. Pudo haber llegado más lejos porque estaba encendido en el segundo set. Porque cuando le quebró el saque a Nole en el tercer game, tras un punto de antología que tuvo todos los recursos, los casi 18.000 espectadores lo ovacionaron de pie; era 2-1 y el saque para el muchacho de las sierras; parecía que al líder del circuito se le encapotaba el cielo. Sin embargo, reaccionó Nole, como lo hacen los distintos, le quebró inmediatamente el servicio al argentino y a partir de allí fue una locomotora. Juan Martín se fue quedando sin pimienta, su servicio dejó de funcionar, sus piernas ya no lucieron con electricidad, se desinfló, tambaleó y cayó. Pero cayó exponiendo el cuerpo. En su película londinense no tocaron los Beatles, pero el...

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