Crece la protesta contra Trump y se le abre una batalla legal

WASHINGTON.- Tras sólo diez días de gobierno, y a caballo de su controvertido freno a la inmigración, Donald Trump estaba ayer amenazado por un explosivo frente judicial, político y de movilizaciones populares dispuesto a hacerlo retroceder.

Primero fueron las protestas, que se extendieron por todo el país y llegaron hasta las puertas de la Casa Blanca. Luego, los abogados defensores de derechos humanos, y desde ayer, legisladores demócratas, que prometieron luchar en el Congreso contra esta "barbaridad", según dijo el senador demócrata Chuck Shumer. El objetivo es abrir una batalla legal contra su controvertido decreto para limitar el ingreso de ciudadanos de siete países musulmanes. Una lucha a la que ayer se sumaron los fiscales generales de 16 estados, que calificaron de "inconstitucional" el decreto, que ya había sido parcialmente frenado anteanoche por una jueza.

El estupor no se limita a Estados Unidos. En buena parte del mundo crece la indignación contra el presidente, una reacción pocas veces vista en tan poco tiempo de gestión.

Presionada e incómoda, la Casa Blanca reaccionó de modo airado. No sólo ratificó en pleno sus medidas contra ciudadanos musulmanes, sino que aseguró que todo está dentro de la ley. "No tenemos nada por lo cual pedir perdón y no lo haremos", dijo el jefe de gabinete, Reince Priebus.

El disparador fue el decreto del viernes pasado, por el que Trump paralizó el programa de refugiados y, al mismo tiempo, puso un veto a la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana: Irán, Irak, Libia, Siria, Sudán, Somalia y Yemen.

"No queremos muro, no queremos prohibición", cantaban las multitudes que se reunieron en diversos puntos del país. Entre ellos, frente a la Casa Blanca. El clima se recalentaba, como una continuación de la masiva marcha que siguió a la asunción de Trump, el pasado 21.

"No se por qué es todo esto. No hay nada malo", insistía Priebus. La pulseada está servida y es un inesperado momento de dificultad e incertidumbre para el flamante gobierno. Se lo objeta por racista, xenófobo y antimusulmán. "Hemos visto ciudadanos maltratados por la policía de migraciones sólo porque profesan una religión", sostuvieron alcaldes demócratas. Incluso entre sectores republicanos están criticando la medida.

Anteanoche, un grupo de abogados logró que una jueza de Nueva York, Ann Donnelly, emitiera un fallo que frenó parcialmente los efectos de la medida. En cuestión de minutos, hubo fallos de distinto alcance...

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