Covid-19: El tratamiento que es furor en Brasil pese a su escasa demostración científica

En el año que pasó, mientras el fracaso de Brasil para controlar el virus hacía colapsar el sistema de salud y desataba la peor crisis humanitaria en la historia del país, me atormentaba pensar qué sería de nosotros si Emily o yo nos enfermábamos. Era un pánico repentino que me asaltaba después de entrevistar a alguien que había perdido a un ser querido sin atención hospitalaria. O cuando leía los alarmantes titulares en los medios de prensa locales."Río de Janeiro: más de 1100 enfermos de Covid esperan una cama de hospital.""Cada vez son más los que mueren en sus casas.""No se ve la salida.""La terapia intensiva del sistema privado está al 98% de su capacidad."Y ahora había llegado a nuestra casa. Con la esperanza de zafar de lo peor, pero sin certeza alguna, hicimos algunos llamados. Nos comunicamos con nuestro médico en Estados Unidos. Nos dijo que sin duda alguna yo también estaba infectado, y nos aconsejó descanso, aislamiento, mantenernos bien hidratados, y poco más que eso.Cuando contactamos a algunos médicos brasileños, sin embargo, nos urgieron a actuar de manera más directa y sin demoras."Es importante que vengan a la clínica para que el cuadro no empeore", nos presionó una médica. En septiembre, un amigo mío se había enfermado con síntomas de dolor de cabeza y pérdida de olfato, y esa misma médica le había recetado una retahíla de remedios que desde entonces mi amigo recomendaba con fervor. Un antipalúdico llamado cloroquina. Un antiparasitario para perros y ganado en pie llamado ivermectina. La azitromicina, un antibiótico más conocido. Un anticoagulante, el clexane. Y un corticoide."Tienen que empezar el tratamiento cuánto antes", insistía la médica en uno de esos intercambios.Angustiados y no del todo seguros, conseguimos la azitromicina y la ivermectina, y así fue que nos enteramos delLos funcionarios lo llaman "tratamiento temprano", pero la gente en la calle le puso otro nombre: es elLa incertidumbre de la pandemia ha dado lugar a la aparición de curas milagrosas en todo el mundo, y sobre todo en América Latina. En Bolivia hay gente quePero nadie ha impulsado los remedios no demostrados y potencialmente peligrosos con más ahínco, dramatismo y convicción que el presidente brasilero Jair Bolsonaro.Su pastilla preferida fue y sigue siendo"El tratamiento temprano salva vidas", declaró Eduardo Pazuello, el tercer ministro de salud de Bolsonaro desde que arrancó la pandemia.Nosotros teníamos nuestras dudas, y la incertidumbre...

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