Costumbres argentinas. El mate se vuelve más selecto y fija nuevos grupos sociales

Le sobra mucha yerba a fin de mes. Antes de la pandemia, Gabriel D., de 45 años, cebador designado de la oficina, llegaba cada semana con varios paquetes de yerba de kilo. Su escritorio era un punto cebador obligado. Allí acudían sus compañeros y sus jefes en busca del mate espumoso perfecto. Las cosas cambiaron. Ahora, con un paquete de medio kilo, tira toda la semana. Los packs se acumulan en su casa y la esposa le pregunta para qué tanto. "No es nada agradable el mate pospandemia", sintetiza. "Ahora, algunos van perdiendo el miedo, pero la mayoría no lo perdió. Se perdió la magia de ese ritual, de compartir un momento, charlar de la vida, del trabajo o pensar nuevos proyectos. Se perdió parte de lo lindo del trabajo. La oficina se volvió más aburrida ", asegura. Hasta siente que los mates le salen más feos, porque al prepararlos para él mismo no se esfuerza tanto. "Como eran para mis compañeros me gustaba que estuvieran ricos", dice.

El mate compartido fue justamente uno de los primeros hábitos que se alteraron con la irrupción del Covid-19, sin embargo, es la costumbre que más está tardando en volver . De hecho, no son pocos los que creen que la ronda grande, esa que incluía y hermanaba a conocidos y desconocidos, esa que igualaba jerarquías y clases sociales y tendía un paréntesis para una charla en cualquier momento del día, no va a volver. No es que se tome menos mate, afirman los especialistas y los que manejan los números del sector. Todo lo contrario. Es que ahora se toma distinto.

La costumbre de compartir el mate volvió bajo nuevos parámetros: solo entre familias o íntimos

Durante la pandemia y en la pospandemia se vivió un verdadero boom del mate: la venta de yerba batió todos los récords. Según el Instituto Nacional de Yerba Mate, 2021 será recordado por haber marcado un hito en el consumo, con 282,85 millones de kilos comercializados. Esto representa un aumento de 5,21% respecto a 2020.

"Esto tiene una explicación, al no compartirse el mate, hay más cebadores, más mates y se consume más yerba ", explica Norma Levrand, investigadora del Instituto de Estudios Sociales del Conicet/Universidad Nacional de Entre Ríos e integrante del grupo de investigación Mati-ando . Cuando comenzaron las medidas sanitarias, realizaron una consulta y encontraron que el consumo no había bajado. "El 96% de las personas dijo que hasta la pandemia compartía el mate con otras personas y el 48% tomaba mate con cualquiera que le ofreciera [ronda grande]. Ante las restricciones, el 71% pasó a compartirlo solo con sus convivientes ", indica Levrand. Y el 51% señaló que...

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