Los costos en el campo

El reciente aumento del 6% en el precio del gasoil ha producido críticas fuertes y justificadas en medios agropecuarios. Encuentra a la actividad agrícola en plena tarea de culminación de la cosecha gruesa del ciclo 2016/17 y de implantación del principal de los cultivos de invierno, el trigo, de la campaña 2017/2018.

Ese 6% de aumento sobre el gasoil debe leerse a la luz del último informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), que ha hecho saber que la participación estatal en la renta agrícola ha subido al 74%, el de mayor rango hasta aquí desde el comienzo del gobierno de Mauricio Macri.

La presión había sido varios puntos más alta durante la gestión de los Kirchner. Claro que poco consuelo suscita cualquier comparación con una época tan nefasta para el campo argentino, y si se quiere, para la economía nacional en su conjunto. Los extranjeros lo ven, al parecer, con más claridad que los argentinos. ¿Cómo es posible, se preguntan en los grandes centros de la política internacional, que la ex presidenta Kirchner pueda encontrar aquí sustento para presentar una candidatura legislativa? ¿No aprenderán los argentinos, después del zafarrancho y la corrupción rampante en que han vivido?

Al cabo de un año y medio de la nueva gestión presidencial, el Estado ha recuperado seis de los puntos que había perdido en la rentabilidad agropecuaria. La suma de gravámenes por todo concepto se está llevando 75 de cada 100 pesos producidos por el sector, el más dinámico de la economía.

Es evidente que no habrá soluciones perdurables mientras no baje el gasto público, se reduzca a límites razonables el déficit fiscal y se encare la reforma fiscal integral que es necesidad impostergable para la modernidad del país. El ministro de Hacienda se ha comprometido a que esta reforma sea una realidad al cabo de las elecciones de octubre. Veremos cómo la oposición entiende esta cuestión tan delicada.

La magnitud de la presión impositiva, dentro de un cuadro de superposiciones escandaloso, equivale al 38% del PBI. Es de casi un tercio más que en alguno de los países vecinos.

Hay 33 gravámenes que pesan sobre la actividad agropecuaria, en el conjunto que se deriva de las normas del Estado nacional (derechos de exportación, impuestos a las ganancias, a los bienes personales, al crédito, al débito financiero, al valor agregado, a los combustibles), de las provincias (impuestos inmobiliarios, inmobiliarios complementarios, ingresos brutos) y...

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