El costo político del veto, un mal menor

El mejor atenuante que el sindicalismo podría regalarle a Mauricio Macri en momentos de inflación, empleo incierto, recesión y paritarias abiertas es que hoy, en la marcha por el 1° de Mayo, el monumento Canto al Trabajo esté como aquel regreso kirchnerista frente a las escalinatas de Comodoro Py: rebosante de dirigentes cuestionados. Fue lo que sintieron anteayer en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas cuando, muy molestos porque el anfitrión, Andrés Rodríguez, les adelantaba que Daniel Scioli, Fernando Espinoza y parte del Frente para la Victoria habían decidido estar en la conmemoración, abandonaron la reunión antes de tiempo. "Desvirtuaron el festejo, vamos a estar con los perdedores", concluyeron en la CGT Azul y Blanca, cuyo líder gastronómico hará acto de presencia en silencio. Antonio Caló, Hugo Moyano y Pablo Miceli, en cambio, tienen previsto hablar.

El plan inicial había sido otro. Dejar que el lugar explotara de gente, afluencia que los gremios esperan en no menos de 100.000 personas, pero sólo leer un documento conjunto para celebrar un Día del Trabajador cuyo mero contraste con las nulas convocatorias oficiales callejeras exhibiera fortaleza.

Pero el peronismo tiene aún demasiadas internas como para dar un mensaje unívoco y contundente. Una manifestación que siquiera aluda a Cristina Kirchner -a quien las encuestas atribuyen una imagen inferior al 30% por primera vez desde 2010- podría volver a servirle al Gobierno para disimular no sólo las urgencias económicas, sino cierto descuido ante proyectos de emergencia laboral que aparecieron sin que, por lo menos inicialmente, tomara real dimensión de lo que significaban. En el sindicalismo hay quienes prefieren verlo de un modo menos rebuscado: "¿Qué carajo tenemos que ver nosotros con Lázaro Báez?", se oyó anteayer en la sede de la UPCN.

Tal vez al Gobierno le faltó prestar mayor atención al origen de los borradores, la Cámara alta, desde donde sí venían surgiendo desde el principio señales de alerta hacia la Unión Industrial Argentina (UIA). Fue en forma simultánea con reuniones que Miguel Ángel Pichetto tuvo allí con referentes de las cinco centrales sindicales. "Este bloque va a acompañar y apoyar todo lo que coincida con los intereses de los trabajadores", les anticipó a los sindicalistas el senador por Río Negro.

Con todo, la encrucijada parece por ahora más política que económica. Así lo creen pymes y grandes...

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