Cosecha récord: meter un gol sin festejar con la hinchada

Una cosecha de soja récord debiera ser motivo de reconocimiento y de festejo. Pero en la Argentina de estos días eso no es posible. Quienes alcanzan antes son cautos a la hora de dar cuenta del logro. Es como hacer un gol sin poder festejar con los compañeros de equipo o la propia hinchada.

Además del resultado económico, sospechan que la bonanza productiva pueda ser utilizada por el Gobierno como argumento para aumentar la presión impositiva. No es extraño el razonamiento. En noviembre de 2007, un mes antes de que Cristina Kirchner iniciara su primer mandato, los derechos de exportación a la soja se incrementaron de 27,5 al 35% con la excusa de que habían subido los precios internacionales. Cinco meses después, en marzo de 2008, se lanzó el experimento de las retenciones móviles y la poda brutal de los ingresos con el argumento de la "renta extraordinaria". Ese mismo año, también, se perfeccionó el mecanismo que ya se había iniciado informalmente en 2006 con el trigo: la regulación del comercio de cereales con la anulación de la competencia entre los actores de la cadena mediante los Registros de Operaciones de Exportación (ROE).

Desde entonces, hubo programas que nunca se cumplieron como el "Maíz Plus" y el "Trigo Plus", y otros que, por sus formatos -el fondo de estímulo a pequeños productores y la devolución de retenciones para el trigo- configuran a la producción en dependiente del Estado. "Me tenés que pedir permiso a mí, si querés que te vaya bien", parece ser el pensamiento que subyace en esos ensayos de laboratorio. Un capitalismo de amigos, en otras palabras.

Esta semana se repitió esa política con la autorización para exportar 3,5 millones de toneladas de maíz. Según cálculos que circulaban entre los exportadores, se podían aprobar en forma automática no menos de 5 millones de toneladas sin generar ningún perjuicio. Los propios exportadores reconocen ahora que la falta de competencia entre los actores de la cadena genera una caída de precios que perjudica a la producción. En un documento interno, señalaron que la demora en abrir las exportaciones de maíz es otra de las razones que lleva a los productores a demorar las ventas de soja. Por un lado, el Gobierno se queja de la lentitud en desprenderse de la oleaginosa de parte de los agricultores y, por el otro, la fomenta.

Lo que es evidente es que la consecuencia de la cartelización del comercio de maíz la padeció la producción. Según un cálculo de la Sociedad Rural Argentina...

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