Corrupción como política de Estado (II)

En su visita al Paraguay, el papa Francisco vinculó dos plagas sociales: la corrupción y el narcotráfico. Y lo hizo con una frase tan directa como cruda: "La corrupción es la polilla, la gangrena de un pueblo".

Durante los 12 años en el poder, escenario que empezamos a desarrollar en nuestro editorial de ayer, el gobierno nacional negó el avance del narcotráfico en el país ("territorio de tránsito") y evitó discutir sobre los índices de inseguridad (una simple "sensación"). Primero fue el caso de la empresa estatal Southern Winds, que llevaba una valija con cocaína dirigida a la embajada argentina en Madrid. El kirchnerismo trató de apagar el escándalo, que rozó al ex ministro del Interior y actual jefe de Gabinete Aníbal Fernández. Luego, tomaron estado público las causas por exportación de efedrina a México y Colombia y el triple crimen de General Rodríguez, que puso a la luz el financiamiento de la campaña presidencial de Cristina Kirchner en 2011 con dinero presuntamente proveniente del narcotráfico.

Se llegó al extremo de que el ex secretario de la Sedronar José Granero fue procesado por haber permitido la importación de efedrina a los carteles del narcotráfico. Y, para peor, nuestro país es el único del mundo donde tiene vigencia una ley que permite el blanqueo de dinero en efectivo, que utilizan los narcotraficantes y los funcionarios corruptos, a través de los llamados Cedines.

La muerte del fiscal Alberto Nisman también está vinculada a hechos de corrupción a escala internacional. Su denuncia fue desestimada por jueces disciplinados por el gobierno nacional. Su profundización hubiese permitido develar los verdaderos intereses del kirchnerismo en impulsar el Memorándum de Entendimiento con Irán y la creación de la inconstitucional "comisión de la verdad" para colocar en vía muerta esta investigación judicial, encubriendo al gobierno de Teherán.

La revista The New Yorker presentó una oscura trama de narcotráfico y lavado de dinero que involucraba a Hugo Chávez, el régimen iraní y el grupo terrorista Hezbollah. Irán utilizaba a Venezuela como nexo para ganar voluntades en la región mediante el envío de valijas con dinero en efectivo. En ese contexto, habría sido Chávez quien intercedió con el gobierno argentino para obtener tecnología nuclear a pedido del país islámico, además del levantamiento de las alertas rojas sobre los sospechosos del ataque a la AMIA.

La administración del Estado siempre está expuesta al riesgo de abuso y...

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