El 'corralito' empieza a agobiar a los griegos y empuja al sí

ATENAS.- "¿Confundido? ¡Bienvenido a Grecia!" El cartel cuelga del pecho de Dimitris Dandulakis y lo convierte en un hombre-sandwich. Cual un Diógenes moderno, este jubilado de 75 años decidió mostrar el estado de confusión en que se encuentran los diez millones de electores, , en el referéndum convocado por el gobierno.

Entonces Dimitris se pasea por la plaza Syntagma, invadida anoche por para escuchar al primer ministro Alexis Tsipras que vino, en persona, a decir a los griegos lo que ha repetido en los últimos días.

"Lo que está en juego el domingo no es la adhesión de Grecia a Europa. Lo que se juega es saber si el chantaje nos llevará a aceptar la continuación de una política que nuestros acreedores mismos reconocen que no tiene salida", dijo. "Grecia debe rechazar ese chantaje", insistió el jefe de gobierno de izquierda radical.

Anteayer, en efecto, el FMI admitió la necesidad de una reestructuración de la deuda griega, como lo ha solicitado inútilmente Tsipras desde que fue elegido el 25 de enero.

Poco después de la intervención del jefe de gobierno, el Consejo de Estado griego declaró "legal" el referéndum, disipando las últimas dudas que pesaban sobre la consulta.

Por la tarde, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FESF) había anunciado, a su vez, que Grecia estaba "oficialmente en default".

Pero, para Dimitris poco importan las explicaciones del gobierno, de los partidarios del nai, que significaría decir "sí" a nuevos planes de austeridad, o de los defensores del oxi, que podría llevarlos a dejar el euro y precipitarse en el caos: "En el país que inventó el dilema, éste es uno de los peores de toda mi vida", confiesa.

Tiene razón. Todo es confuso en vísperas de la votación: la formulación de lo que habrá que aceptar o rechazar, las reales consecuencias del resultado y lo que sucederá después.

Por esa razón, la Argentina está por estos días omnipresente en Grecia. Los diarios han mandado enviados especiales a Buenos Aires a entrevistar actores y testigos del default de 2001, los economistas enumeran en detalle las diferencias entre ambos países, los analistas repiten hasta el cansancio que "en vistas de la situación argentina 14 años después, sería una locura dejar el euro", y los argentinos aquí se han transformado en blanco de todas las preguntas:

"¿Cómo fue?", "¿qué sucedió?" y, sobre todo, "¿qué pasó después?"

Esos interrogantes están siendo acentuados desde hace cuatro días por una situación general que se degrada a...

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