Coronavirus: Alberto Fernández, sin freno con los argentinos encerrados

Se suponía que la palabra escrita estaba protegida por una postergación temporal. Una sana distancia entre ideación y realización más extensa que en el lenguaje oral, capaz de acotar márgenes de error. Pero eso es prehistoria.Twitter, WhatsApp , Facebook lo cambiario todo. Le robaron al universo oral la casi exclusividad (o la justificación) de los lapsus verbales. No hay filtros. Son tiempos de instantaneidad. Cada día un encargado de comunicación de algún poderoso debe convertirse en contorsionista para enmendar lo que arruinaron unos dedos veloces y unos adormilados frenos inhibitorios.Trump y Bolsonaro...

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