Cordoba en ascuas: el Dean Funes enfrenta a la contra-revolucion de 1810

AutorDiego Gonzalo Murcia
CargoAbogado U.B.A. Docente auxiliar extraordinario de Derecho Civil I y III ( USAL), Abogado Especialista en Derecho Procesal (USAL). Doctorando en Ciencias Jurídicas USAL
Páginas111-142
CORDOBA E ASCUAS: EL DEA FUES EFRETA A LA COTRA-
REVOLUCIO DE 1810
AUTOR: DIEGO GONZALO MURCIA.
Abogado U.B.A. Docente auxiliar extraordinario de Derecho Civil I y III ( USAL),
Abogado Especialista en Derecho Procesal (USAL). Doctorando en Ciencias
Jurídicas USAL
“Somos ya libres. La patria reclama sus derechos sobre unos seres que les dio el destino.
Que el guerrero, lo haga, pues, prosperar a la sombra de sus laureles; el magistrado
salga de garante por la inviolabilidad de sus leyes; el ministro de la religión abra los
cimientos de una moral pura, y vele al pie de sus altares, un pueblo inmenso corra en
auxilio de sus necesidades; en fin, el hombre de letras propague las luces de la verdad, y
tenga valor para decírsela a los que confía su gobierno. Felices aquellos que pagan a la
Patria la sagrada deuda que contrajeron desde la cuna (…) Oh Patria amada! Escucha
los acentos de una voz que no te es desconocida, y acepta con agrado los últimos
esfuerzos de una vida que se escapa!!!” (Dedicatoria a la Patria del autor: Gregorio
Funes, año 1816, en su libro Ensayo de la Historia Civil de Buenos Aires, Paraguay y
Tucumán)
I) Introducción
La editorial de la revista “Aequitas” viene invitando, a lo largo del corriente
año, a la presentación de trabajos referidos al Bicentenario de la revolución de
mayo de 1810.
Desde esa columna, se propone reflexionar sobre el ideal de mayo, a
fin de escrudiñar el “Código genético de la Nación Argentina” y así poder
conocer el potencial argentino en forma completa.
Las preguntas generales que siguen son: ¿Qué cosas concretas se podrían
cambiar y cuales reafirmar?
Las posibles respuestas provocarán otros posibles interrogantes, en una
búsqueda sin término, por conocer nuevos aspectos, acerca de la realidad
argentina (Nación-Provincias-Municipios-habitantes)
Es que “el más importante efecto educacional de la historia es entrenar la
mente del ciudadano para adoptar actitudes justas en los problemas políticos.
Pero, aun en este sentido, la historia no puede profetizar sobre el futuro, no
puede suplir un conjunto de leyes invariables para guía del político, no puede
señalar, por analogía, cuál bando está en la posición correcta en las disputas de la
hora presente. Puede hacer algo menor, pero mucho más valioso que todo
aquello. Puede moldear la mente en la capacidad de entender los negocios
públicos y simpatizar con otros hombres…”
1
.
Es tradicional la costumbre de celebrar la revolución de mayo, poniendo de
relieve, a las egregias figuras de la Junta de Mayo, es decir, de Saavedra,
Castelli, Belgrano, Azcuenaga, Alberti, Matheu, Larrea, Moreno
2
y Paso, pero se
omite mencionar a otros personajes –en especial del Interior del país- que
lucharon también, a sangre y fuego -en el proceso revolucionario- por construir
una patria, una cultura y, una ley a la medida del país.
En busca de otros candidatos a recordar -sin mucho esfuerzo- aparece la silueta
grave de Gregorio Funes, cordobés, conocido como el deán Funes.
Funes fue un revolucionario de las ideas, un universitario en sentido cabal que
empezó sus estudios en el Colegio Montserrat, los prosiguió en la Universidad
de Córdoba –de la que fue profesor y rector- y los completó en España, en la
Universidad de Alcalá de Henares, en la ciudad donde nació el genial Cervantes.
Era un hombre muy culto que ponía su caudal de conocimientos al servicio de
la causa revolucionaria
3
.
1
Trevel yan G. Clio, A Muse. En Stern F, comp. The Vari etes of History from Voltaire to the Present,
Londres, 1970 citado por Botana Natalio R. y Gallo Ezequiel.Pensar la Repùblica.Bs.As: Ed.Persona a
Persona S.A, 1977, p.33.
2
Rosa José María. Historia Argentina.Bs.As.: Editorial Oriente S.A., 1 978. t.2, p. 20-202: Moreno
“treinta y un años tenía en mayo de 1810 (había nacido en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778).
Hijo de un hogar austero y religioso, tuvo de niño –dice su biógrafo y her mano Manuel- ‘ la pasión
dominante de la lectura… ’ y rehuìa la ocasión de distraerse con otro s jóvenes’ .Fue a Charcas par a
ordenarse sacerdote, pero tropezó con Rousseau en la nutrida biblioteca del canónigo Terrazas y su
profunda fe cambiará de objetivo: la puso en las reformas políticas, y no se hizo eclesiástico sino
abogado. Salvo su fugaz paso por la Junta del 1 de enero de 1809, consagró su energía y laboriosidad a su
bufete profesional, el más renombrado de Buenos Aires. Tomará en un principio la Revolución con
desconfianza, quizá porque le sintió demasiado olor a pueblo pues como doctrinario anteponía las ideas a
la realidad, las luces a la multitud: tenía el concepto que ‘de primida la multitud de las luces necesarias no
puede dar su verdadero valor a las cosas’. Asistió sin mayor entusiasmo al cabildo abierto del 2 2 de mayo
y votó por la caída d el virrey ‘debido a la insistencia y majadería de Ma rtín Rodriguez’; estuvo ausente el
25 ‘entretenido en casa de un amigo’ mientras transcurría la jornada fundamental de la historia argentina.
Posiblemente fue Belgrano quien lo propuso para una de las secretarías como prenda de seguridad a los
residentes ingleses, sus clientes en el bufete. No quiso aceptar y hasta dedujo una protesta ante la
Audiencia, pero lo convencieron y juró el cargo”.
3
Lozano Mariano. Biografía del doctor don Gregorio Funes autor del ensayo de la Historia Civil del
Paraguay, Buenos Aires y Tucumán. Bs.As.: Talleres Gráficos de L.J.Rosso y Cia., 1910, t. I, p.13:
“Aunque de un modo vago y confuso se hablaba de este cambio (la revolución), eran bien p ocos los que
por una lectura profunda y reflexiva, se hallaban prevenidos para ejecutarlo, y mucho menos para
En el año 1790, en ocasión de elevar su oración fúnebre por el rey Carlos III,
en Córdoba, por ejemplo, puso la primera piedra de la revolución, al reconocer
expresamente el contrato social y atisbar a la personalidad moral del Estado
4
.
Este concepto de la personalidad del Estado llegaría a ser, a más de un siglo,
una adquisición segura de la Teoría del Estado.
En la Argentina, ser profesor y nada más que profesor, es muy poco valorado,
pero sin embargo, es realmente muy valioso. Tiene el poder de enseñar ideas a
distintas generaciones de estudiantes, y así contribuir directa o indirectamente,
en el trazado de los lineamientos de las tendencias intelectuales, al formar al
grupo más pensante de la población.
La revolución norteamericana de 1776 –cuya doctrina de resistencia a las leyes
e instituciones tiránicas- se sustentaba particularmente en la Biblia y en los
escritos de Locke
5
, tuvo en Francia, tres vías de acceso intelectual Brissot,
Concordet y Mme. Roland.
6
Luego la tesis liberal “viaja” a la Buenos Aires colonial, para eclosionar el 25
de mayo de 1810
7
.
sostenerlo. Entre estos es preciso contar a l Sr.Funes, que desde bien lejos había ido nutriendo su e spíritu
con la lectura de Platón, Aristóteles, Pufendorf, Condillac, Mably, Rousseau, Reinal y otros, furtivamente
escapados de la vigilancia de los jefes…”. Funes Gregorio. Ensayo de las Historia Civil de Buenos Aires,
Tucumán y Paraguay.Bs.As.: Talleres Gráficos de L.J. Rosso y Cia, 1910, t. I, p. 42:“Ignorar lo que
precedió a nuestro nacimiento, dice Cicerón, es vivir siempre en la niñez: nescire quid antea quam natus
sit accidere, id est semper esse puerum (…) Sea yo útil a la patria y aunque pase por insípid o escritor. La
desgracia de no tener hasta el presente un historiador digno de sus fastos, moverá otras plumas adornadas
de ese temple vivo, enérgico, ameno y agradable d e los Salustios y los Tácitos” (el subrayado no es de
origen). La biografía citada anteriormente, está incluida en el Ensayo de la Historia Civil de Funes, desde
la segunda edición de ésta última, en el año 1856. Esa biografía precede al texto del ensayo. La biografía
está suscripta por un amigo de los servidores de la patria, cuya autoría c orresponde a Mariano Lozano,
amigo íntimo del deán y depositario de todos sus papeles.
Las transcripciones de partes de los escritos originales que se insertan, en el trabajo, tienen una redacción
en términos arcaicos. Para facilitar su lectura, se han hecho las debidas correcciones respetando el
concepto. Por ejemplo en lugar de decir el “Colejio de Montserrat” se dirá “Colegio de Montserrat”.
4
De Vedia y Mitre Mariano. El Deán Funes. Buenos Aires Ed.Guillermo Kraft Limitada, 1954, p. 142.
Se transcribe textualmente la parte de la plegaria: “Fue necesario levantar por medio de un pacto soc ial un
personaje moral que uniendo en sus manos y en su espíritu la fuerza y la razón de todos los pusiese en
estado de seguridad y defensa”.
5
Cfr. Floria Carlos Alberto y García Belsunce César A. Historia de los Argentinos. Buenos Aires:
Ed.Larousse, 1992, p. 225.
6
Cfr. Floria Carlos Alberto y García Belsunce César A. ídem.
7
Funes Gregorio. Bosquejo de nuestra Revolución. Córdoba: Impresión Comisión especial del 150
Aniversario de la Revolución de Mayo, 1961, p. 9-10 : “Un número de hombres atrevidos en quien el eco
de la libertad hacía una impresión irresistible, se unen secretamente exponiendo su tranquilidad, su
fortuna, su vida; con tal de extirpar la tiranía, levantan el plan de esta revolución. Sin fuerzas, tienen el
atrevimiento de provocar los resentimientos de un virrey poderoso; sin experiencia, encuentran arte de
adormecer la vigilancia de los ministros; sin dinero, ganan la voluntad de mucha fuerza armada; sin
autoridad, reinan en el corazón de los ciudadanos. T odo así dispuesto revienta por fin el volcán, cuyo
ruido había resonado sordamente, y una Junta de nueve sujetos con poderes amplios reemplazó el 25 de
Mayo de 1810 al Virrey Cisneros. Este fue el primer paso de nuestra revolución. Revolución hecha sin
sangre, producida por el mismo curso de los sucesos, anhelada por los buenos, y capaz de producir los

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