Educación cooperativa

AutorRoberto Fermín Bertossi
Páginas107-126
CAPÍTULO VIII
EDUCACIÓN COOPERATIVA
Una semilla de mostaza como la raíz
más profunda y el mejor servicio público
para una frondosa cultura solidaria.
1. Teoría y práctica
Como dijera don Miguel de Unamuno, el sistema educativo, la
universidad o la educación cooperativa en nuestro caso, no son na-
da si no son útiles y beneficiosas a la sociedad.
La Educación Cooperativa consiste básicamente en la adquisi-
ción del hábito, de la pericia y la pertinacia de pensar, ver, juzgar,
actuar, proyectar y evaluar de acuerdo y conforme con los principios
cooperativos y su marco axiológico.
La nueva Ley de Educación 26.206 ha dispuesto en su Art. 90
que el Estado promoverá la incorporación de los valores y principios
del cooperativismo en los programas de enseñanza y aprendizaje y
la capacitación docente correspondiente, promoviendo además el
cooperativismo escolar.
Es regla de oro y principio básico de la cooperación y del mo-
vimiento cooperativo, la Educación: la educación en general y la
educación cooperativa de modo particular.
Cuando éstas, una y otra, se proponen y debaten desde la Atala-
ya de eventos como el presente Congreso, las mismas se multiplican
trascendentemente en sus efectos, hasta potenciar al máximo aquello
que ya fue, es y será principio básico y regla de oro, la educación co-
operativa, para los veintiocho pioneros de Rochdale, en 1844.
Tratemos una misión mancomunada para estimular, promover,
desarrollar y proyectar duraderamente el ethos cultural del sector
cooperativo argentino y del Mercosur a partir de su propia resilien-
cia e implementando todas las tensegridades inclusivas posibles pa-
ra aliviar y promover el desarrollo humano de todo el tejido social
con dignidad, ética y equidad.
Impulsar encuentros cooperativos multiplica nuestras posibili-
dades, despierta, amplía, renueva y dispara nuestros conocimientos,
alentando y reconfortando el espíritu y los principios cooperativos,
principios que sin dudas, en algunos de sus rasgos deberán integrar-
se y adaptarse proactiva y eficientemente en este contexto de glo-
balización con sus nuevos escenarios, con sus nuevas realidades y
exigencias, conservando la institucionalidad cooperativa y su pen-
samiento propio.
Por cierto, la tarea propuesta no parece fácil. Es verdad, y reco-
nozco que abordarla responsable e integralmente requiere de vuestros
espíritus altruistas e inquietudes cooperativas a prueba de fracasos.
La educación nos revela nuestras posibilidades y nuestros límites.
Hace 124 años, la Ley 1420 estableció la educación cooperati-
va para todos los institutos y establecimientos de enseñanza, docen-
cia de todos los niveles de la pirámide educativa argentina.
Hace 82 años, la única ley “democrática” para la regulación co-
operativa que tuvo y tiene la Argentina –Ley 11.388– implementó
obligatoria e imperativamente otro tanto hacia el interior de cada co-
operativa argentina.
Hace 71 años, la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) es-
tablecía la educación cooperativa como principio liminar, regla de
oro y puente de platino con las consecuentes recomendaciones para
todos los actores involucrados (…) en miras a desarrollar, transfor-
mar y expandir la opción cooperativa singularmente, para la promo-
ción e inclusión de los más necesitados de la Tierra…
Hace 41 años, la Ley 16. 583 estableció como obligatoria la en-
señanza del cooperativismo y el mutualismo en todos los estableci-
mientos educativos argentinos.
Hace 22 años, la Ley 23.427 creaba el Fondo Nacional de Edu-
cación y Capacitación Cooperativa, fondo que recauda cientos de
millones anuales.
Hace 5 años, el Decreto 1171 reflotaba la vigencia de la Ley
16.583.
Recientemente, las leyes de Financiamiento Educativo 26.058
y General de Educación 26.206, teóricamente todavía, se involucra-
ron en la cuestión de la educación cooperativa.
Cada mes de julio (1er. sábado: Día Mundial de la Cooperación
Libre) pareciera que no entendimos nada, que permanecemos con-
fundidísimos sumidos en un estado de amodorramiento colectivo
cuando ya no hay tiempo ni espacios para ser neutrales, ¡o coopera-
ción auténtica o nada!
108 SERVICIOS PÚBLICOS COOPERATIVOS

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