La convención de la UCR, clave para el proceso electoral

Algo raro debe estar pasando en la política argentina para que la reunión de la Convención Nacional de la UCR, que sesionará mañana en Gualeguaychú, prometa tanta audiencia como Bailando por un sueño. Pero tiene su lógica: encierra claves determinantes del proceso electoral.

En Gualeguaychú los radicales definirán su candidato a presidente y, muy probablemente, sus alianzas para las primarias de agosto. Según cómo salden estas discusiones se sabrá si el Frente para la Victoria conserva alguna chance de retener el poder sin necesidad de ballottage. Se vislumbrará también quién enfrentará a esa fuerza en una eventual segunda vuelta.

Además, se despejará una incógnita importantísima: si la Argentina recuperará un mínimo equilibrio de poder o si consolidará una nueva hegemonía peronista. Dicho de otro modo: de cómo el radicalismo resuelva su debate dependerá que la oposición consiga ofrecer una alternativa, o mantener ese estado de fragmentación sin el cual el kirchnerismo no hubiera disfrutado de un predominio abrumador.

A la luz de la experiencia de los últimos 14 años, el ritual de mañana será un fenómeno extrañísimo. Reaparece una especie a la que se suponía en vías de extinción: el partido político. Durante el ciclo que se inauguró en el año 2001, el peronismo había tenido frente a sí a navegantes solitarios: de López Murphy a Carrió, de De Narváez a Binner.

Esas individualidades se recortaron sobre el paisaje de un colapso: el derrumbe de la UCR. Las ruinas radicales explican el ascenso, pero también la impotencia de esos astros. Es el drama al que se enfrentan Mauricio Macri y Sergio Massa. Ellos pueden ser , pero están condenados al fracaso si no encuentran una red de distribución de alcance nacional. Por eso Macri y Massa ven en la sobreviviente estructura de la UCR la tabla de salvación de sus candidaturas. El politólogo Andrés Malamud extrajo de este problema una ley de hierro: el ensayo de una tercera vía al antiguo bipartidismo se estrella contra la necesidad de una organización territorial. Según Malamud, "el peronismo y el radicalismo siguen siendo los patovicas parados en la puerta de la política nacional". La lección alcanza también a Daniel Scioli. El destino de esa celebridad del qualunquismo depende de que Cristina Kirchner le permita competir en el PJ. En la asamblea radical habrá tres alternativas: sellar una alianza con Massa; mantener la asociación con el socialismo en el Frente Amplio-UNEN, o pactar con Macri y su Pro.

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