Conurbano: los jóvenes se rebelan a las nuevas restricciones nocturnas para frenar el Covid

Llega la medianoche y, en la intersección entre la avenida Álvarez Jonte y Güemes, en Ramos Mejía, el movimiento nocturno que se percibe en este polo gastronómico aparece como"Están pendientes de los restaurantes, pero no de las personas", comenta Daniel González, de 34 años. Hace referencia a los patrulleros de policías que desde temprano merodean la zona. Mientras conversa con LA NACION toma una lata de cerveza junto a dos amigos en la puerta de un kiosco 24 horas, que ya cerró. A una cuadra, del otro lado de las vías de la línea Sarmiento, se instaló sobre la vereda unDesde la vereda de la cervecería Cervelar, que ya tiene las sillas y mesas apiladas y las luces apagadas, Matías Ganiko, dueño del local, lamenta la poca facturación de la jornada de viernes y enfatiza: "Mucha de la gente que hoy tuvo que irse temprano del bar se fue a sus casas a hacer previas. Todos se juntan igual, como pasó el año pasado cuando había restricciones parecidas en la gastronomía".A una cuadra, un bar que fue clausurado el martes pasado por incumplir con el horario de cierre ya se encuentra con las luces apagadas. "La noche ha sido un fracaso", alcanza a decir una de las mozas antes de partir. "El horario pico del local durante las noches de viernes -afirma- suele ser entre las 23 y la 1, horario...

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