La Constitución de 1949 (a 60 años de su sanción)

AutorEquipo Federal del Trabajo

Para saber que significó la Constitución Nacional de 1949 no es suficiente transcribir su texto, aún en sus partes más determinantes. Es indispensable conocer cómo surgió, qué finalidad tuvo, cuál fue su logro, y el porqué y las consecuencias de su derogación. En estos días cuando se cumplen 60 años de su puesta en vigencia trataremos de explicarlo en breves líneas. Observar estas cuestiones nos llevará inmediatamente a comprender la vigencia que mantienen sus principales postulados en el marco de nuestra realidad contemporánea.

La situación política de la Argentina producto del 17 de octubre de 1945 y del triunfo electoral del 24 de febrero de 1946, fue el punto de partida y principal apoyo para que nuestro país tuviera el novedoso texto constitucional sancionado en el año 1949. Es que a la Constitución no se la debe enfocar sólo como un instrumento jurídico, sino que se la tiene que entender como un elevado documento político que institucionaliza un Proyecto de Nación. En esencia es un proyecto de país institucionalizado al más alto rango normativo.

El tema constitucional no pasa sólo por la Constitución escrita, que está sujeta férreamente por la Constitución real, ni es exclusivamente un tema jurídico, sino que principalmente se encuentra en el ámbito del poder político y de un proyecto de nación compartido por un pueblo organizado y partícipe directo de su institucionalización al más alto rango normativo.Sin duda, la Ley Fundamental es, lisa y llanamente, un proyecto de Nación, sustentado en una ideología y en determinadas relaciones de fuerzas. Una Constitución no es sino su consecuencia, y el poder encarna la única instancia capaz de transformar la política en historia.

En el período constitucional que se inicia en 1946 el gobierno nacional sostuvo las banderas de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política. Se sancionó la “Declaración de los Derechos del Trabajador”, como también otros derechos sociales con rango legislativo, y se aumentó el salario real de los trabajadores y la distribución del ingreso favoreció notablemente a amplios sectores de la población; se dictó el Acta por la que en Tucumán se formuló la “Declaración de la Independencia Económica”, y -entre muchas otras medidas- el 23 de septiembre de 1947 fue sancionada la ley del voto femenino que incorporaba a la mujer al proceso electoral.

Antes de asumir la presidencia de la Nación, el 19 de julio de 1945 Perón sostenía que "el concepto moderno de una nación democrática en marcha, impone, en primer término, la distribución equitativa de la riqueza que su suelo produce"; y poco tiempo después, llegando al fondo del problema aporta la vía para su solución: "Para ello debemos ir pensando en la necesidad de organizar nuestra riqueza, que hasta ahora está totalmente desorganizada, lo que ha dado lugar que hasta el presente el beneficio de esa riqueza haya ido a parar a manos de cuatro monopolios, mientras los argentinos no han podido disfrutar siquiera de un mínimo de riqueza. Esa riqueza se ha perdido por falta de organización. Y ¿quien ha de organizar la riqueza? ¿Los monopolios? Se habla de economía dirigida. Y yo pregunto ¿dónde la economía es libre? Cuando no la dirige el Estado, la dirigen los monopolios, con la única diferencia de que el Estado lo puede hacer para repartir los beneficios de la riqueza entre los catorce millones de argentinos, mientras los monopolios lo hacen para ir engrosando los inmensos capitales de sus casas matrices, allá lejos, en el extranjero" (v. "Plan de Gobierno. 1947-1951", Tomo I, Presidencia de la Nación-Secretaría Técnica, Buenos Aires, 1946, pág. 21). Con ese concepto los gobiernos peronistas iniciaron una experiencia inédita al conjugar el crecimiento económico con el aumento de la participación de los trabajadores y de los sectores medios en el ingreso nacional.

Esa política enfrentó al condicionamiento socioeconómico, que es lo que fundamentalmente impide la vigencia de los más elementales derechos humanos básicos, como ser el trabajo, la salud, la vivienda, y la educación. Son esas bases económicas las que le han de dar vigencia real a esos derechos, y de tal forma en dicho período fueron efectivamente gozados por la mayoría de la población. Ciertamente, “la historia no se construye sobre la base de meros marcos normativos. En todo caso, éstos suelen ser una consecuencia de los procesos desencadenados por las fuerzas sociales actuantes y, en la medida que responden a los logros obtenidos por ellas, adquieren su carácter trascendente. La voluntad de los pueblos es la única auténtica fuerza motora de la historia” (Oscar J. Sbarra Mitre, Ley Suprema y Liberación, La Razón, 22 de octubre de 1986).

En sus discursos Perón advertía sobre la necesidad de impulsar una reforma constitucional. En el que expresó ante la Asamblea Legislativa el 1º de mayo de 1948, sostuvo este irrebatible concepto: “La reforma de la Constitución Nacional es una necesidad impuesta por la época y la consecuencia de una mayor perfectibilidad orgánica institucional. Por grande que fuere el sentido de previsión de nuestros constituyentes, el mundo ha evolucionado de una manera tal que cuanto se estableciera hace un siglo ha debido ser influido por la fuerza de nuevos y decisivos acontecimientos” (“Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación”, tomo I, pág. 17. v. “Clarín”, 2 de mayo de 1948). El viernes 3 de septiembre de 1948 desde su despacho de la Casa de Gobierno dirigió a todo el país un mensaje radiotelefónico en el que puntualizaba el carácter de las reformas: 1) en lo político afirmaba asegurar y reforzar el régimen republicano, representativo y federal; 2) en lo económico pretendía afianzar el bienestar y la prosperidad del pueblo argentino, mediante la independencia económica; suprimir la economía capitalista de explotación reemplazándola por una economía social, como también suprimir el abuso de la propiedad; 3) en lo social prometía asegurar para el pueblo un régimen social justo y humano, incorporando los derechos del trabajador a la Constitución, como asimismo el acceso a la cultura y la ciencia para todos los argentinos.

El 5 de diciembre de 1948 se realizaron las elecciones para integrar la Asamblea Constituyente, el peronismo obtuvo un holgado triunfo. Con ese resultado se aprecia que el programa propuesto para reformar la Constitución Nacional había logrado el apoyo de la amplia mayoría del pueblo. Poco tiempo después, en una reunión que se realizó con los convencionales electos del Partido Peronista en la residencia presidencial de Olivos el 11 de enero de 1949, el Presidente Perón expuso el significado de cada una de las reformas propuestas, y...

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