El consenso de Pekín

No bien el avión tocó tierra, y se sorprendió con un mensaje de texto. Eran dos líneas. Decía: "Héctor, llamaba para felicitarte. Enrique". El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) se quedó pensando. Seguía de vacaciones con su familia en los Estados Unidos y tenía la mente en cualquier otra cosa en ese momento. Le costaba además reconocer el número de remitente, que empezaba con el prefijo de Mendoza. Ató cabos recién horas después: el elogioso era de Enrique Pescarmona, presidente de la metalúrgica Impsa, y el motivo de aplauso, el lapidario comunicado con que la UIA criticó esta semana los acuerdos comerciales que el Gobierno acaba de firmar con China y que someterá a aprobación del Congreso.

Pescarmona, líder argentino en la fabricación de turbinas hidroeléctricas, tiene en el asunto un despecho particular. En 2010, junto con Corporación América, de Eduardo Eurnekian, y la brasileña Camargo Correa, había ganado la licitación para construir las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, proyecto que el Gobierno dio por fracasado por falta de financiamiento y decidió anular, para llamar a una nueva convocatoria en 2012. Quien se quedó finalmente con la obra fue el consorcio integrado por el grupo estatal chino Gezhouba, la mendocina Hidrocuyo SA y Electroingeniería, una compañía cordobesa de venturosas coincidencias aquí: tiene entre sus dueños a Gerardo Ferreyra, ex militante del ERP y compañero de cárcel de Carlos Zannini en los 70, y cuadruplicó su facturación desde que el kirchnerismo está en el poder. Esta semana, en Pekín, : firmó el financiamiento para la obra, que contará con el aval del Banco de Desarrollo de China.

Internas del universo contratista. Nadie consigue desde entonces convencer a Pescarmona de que aquel proceso licitatorio fue un canto a la transparencia republicana. Para Eurnekian también fue difícil de digerir: el líder de Aeropuertos Argentina 2000 decía incluso haber logrado para la represa, a través de una conversación personal con Vladimir Putin, créditos de Rusia que ahora tenía que descartar. Lo soportó en silencio. Y a fines del año pasado se impuso en la construcción de otra hidroeléctrica, la neuquina Chihuidos, adjudicación que anunció Julio De Vido. Es curioso el léxico que usan los hombres de la obra pública: "Le dieron Chihuidos. Es que Eduardo sabe esperar", resumió uno de ellos.

Si no fuera por el caso Nisman, estas controversias corporativas serían el tema del verano. Porque el...

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