Las consecuencias políticas y electorales de la crisis de gobernabilidad

La crisis y las elecciones

Es tan pronunciado el desgaste del Frente de Todos, resultado de un gobierno que viene haciendo denodados esfuerzos por destacarse en el podio de las ineptocracias que han arruinado a este país en las últimas décadas, que su dirigente mejor posicionado en términos relativos es Leandro Santoro. Claro está, a este radical porteño que se reivindica alfonsinista tampoco le sobra nada: de acuerdo con un sondeo reciente de D’Alessio IROL-Berensztein, tiene un 35% de imagen positiva, mientras que su imagen negativa asciende a 47%. Esa diferencia de 12 puntos lo convierte en un primus inter pares : Wado de Pedro, quien lo sigue en la escala descendente con 30% de imagen positiva, tiene una negativa de 59% (diferencia de 29). Cristina, su hijo Máximo, Alberto Fernández y Axel Kicillof están mucho peor.

En el caso del menguado presidente, su imagen es hoy menos de un tercio de lo que supo acumular en la época en que compartía en la pantalla de televisión las afamadas conferencias con los otros integrantes del "trío pandemia": el mencionado gobernador de la provincia de Buenos Aires y su aún amigo Horacio Rodríguez Larreta. Esto fue antes de que, por impulso de Cristina y con el inestimable aporte intelectual de Silvina Batakis, el gobierno nacional le quitara financiamiento de manera inesperada a la ciudad de Buenos Aires para otorgárselo a la provincia. Delicias de lo que se suponía iba a ser "el más federal de todos los gobiernos democráticos que tuvimos hasta ahora". Judicializado como casi todo conflicto político de cierta envergadura, su inminente resolución está en manos de la Corte Suprema.

La magnitud de la crisis que enfrenta la coalición gobernante llegó a tal extremo que el costo del statu quo es muy superior al de un nuevo giro pragmático, cuya dimensión y alcances precisos aún se desconocen. El viaje de la efímera ministra de Economía a Washington y las interminables especulaciones respecto de la eventual llegada de Sergio Massa al gabinete ponen de manifiesto que, una vez más, el kirchnerismo está dispuesto a una nueva contorsión hacia posiciones moderadas para evitar que la situación escale, al tiempo que se busca intentar "la heroica": recuperar algo de competitividad electoral. "Estamos mucho peor que en las elecciones de noviembre pasado", reconocen en el entorno del Presidente. Ese mismo estudio de opinión pública confirma esta presunción: si las elecciones se desarrollaran hoy, algo más del 42% votaría...

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