Las consecuencias no queridas de la 'morenización'

Durante la Primera Guerra Mundial, de 1914-1919, el estado mayor alemán se encontró entre la Rusia del zar al Este y las potencias aliadas al Oeste. Era una encerrona. El estado mayor alemán introdujo entonces en Rusia un tren blindado con Lenin y sus conspiradores adentro. Como consecuencia de esta estratagema, Lenin derrocó al zar y, acto seguido, pidió la paz por separado con Alemania. El estado mayor alemán tuvo éxito al disolver el movimiento de pinzas que lo envolvía, pero tuvo éxito sólo en el corto plazo porque en 1945, al fin de la Segunda Guerra Mundial, las tropas soviéticas, herederas de Lenin, entraron en Berlín. Al introducir a Lenin en Rusia, la decisión del estado mayor alemán había sido racional, porque logró su objetivo inmediato, pero lo que no pudieron prever los generales alemanes fue que esta decisión, favorable en el corto plazo, se volvería contra su nación en el largo plazo. Esta anécdota se narra aún hoy como un ejemplo clásico de lo que Max Weber llamó las consecuencias no queridas de la historia, ya que aun el estratega más racional no puede prever lo que ocurrirá más tarde, cuando la historia quede más allá de su horizonte.Incluso el operador más previsor navega, a su pesar, en el ancho mar de la imprevisión. ¿Se puede aplicar esta paradoja a la Argentina actual? ¿Es lógico aplicarla, por ejemplo, a las acciones de Guillermo Moreno? Concentrar el análisis en él es pertinente por la soledad del poder en que se encuentra Cristina Kirchner. Situada sin compañía en la cima del poder, ¿en quién podría confiar la Presidenta? Pudo pensarse que su hombre de confianza sería el vicepresidente Amado Boudou. Esta hipótesis se ha visto debilitada por diversas razones. Una de ellas reside en el hecho de que la imagen de Boudou se ha nublado por las sospechas que acarrea la actuación de un presunto testaferro en el escándalo de Ciccone Calcográfica. Otra se apoya en la frívola manera como el propio Boudou respondió a las sospechas, con cánticos y guitarra incluidos. La tercera reside en la animadversión que le habría tomado el celoso guardián de la intimidad presidencial, Máximo Kirchner. Pese al cuidado que ha tenido el propio Boudou "frivolizándose" para pasar por irrelevante, su supuesto descenso en la consideración de Cristina desde el momento en que ella lo llamó públicamente "el concheto de Puerto Madero" anula uno de los mecanismos posibles de la sucesión: que Boudou fuera candidato a la presidencia por los cuatro años que le...

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