Otra conquista de la Copa de las Naciones

Cuando en el polo confrontan equipos de un mismo handicap, existe mayor incertidumbre sobre el vencedor. Por eso, aunque la Argentina es el indiscutible líder mundial en este deporte, al emparejarse voluntariamente con adversarios a los que invita a disputar en Palermo la Copa de las Naciones, el triunfo albiceleste no es seguro. Aun en esas condiciones, el seleccionado local suele prevalecer: ayer conquistó por quinta vez sobre seis participaciones el trofeo que este año congregó a Inglaterra y Resto del Mundo.

Lo logró con un 13 a 10 sobre el conjunto europeo en el último partido del triangular de 25 y 26 tantos de valorización, en una tarde estupenda y ante unos 4000 espectadores. La pareja de medios local, Alejandro Muzzio -la figura- y Francisco De Narváez (h.), hizo diferencias frente a un medio inglés perdido, al punto de que hasta comienzos del último chukker el visitante no anotó goles sino por medio de penales.

Ahora bien: ¿qué significado deportivo tiene para la Argentina que su equipo de 26 derrote a uno foráneo de 25? ¿Que a handicaps iguales el polo nacional es superior, o sea, que sus criterios de asignación de valorizaciones son más exigentes que, en este caso, los de Inglaterra? ¿O la meta es estimular la competencia y el polo en otros países?

Da la impresión de que lo importante es esto último. Y si a eso se agrega que otro objetivo de la Asociación Argentina de Polo es -publicidad y marketing mediante- la difusión de este deporte incrementando el público, surge que lo ideal para esta competencia de cada abril es un alto nivel de juego a la par de un espectáculo atractivo, entretenido. Pero esto, o sea, un partido lindo para ver, no queda garantizado por el solo hecho de que las formaciones sean de 25 y 26 goles.

Se requiere también un polo ofensivo y clásico, de velocidad y estilo colectivo. Y algo fundamental: continuidad en el...