Congelamiento de precios: el regreso de las amenazas y la política del miedo

El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, con empresarios

Una vez más, está de vuelta aquel enero de 2007. ¿Qué pasó entonces? Fue el inicio de la intervención del Indec y la inauguración de la política del miedo, las amenazas, los maltratos, el escrache y la ley de abastecimiento como remedio para bajar el precio de los alimentos. Fue Guillermo Moreno el que usó aquella fórmula contra la inflación. Hoy, casi 15 años después, el herramental regresa con todo su esplendor. O mejor dicho, con todos sus fracasos a cuestas.

Moreno ya no está y el protagonista es Roberto Feletti , el secretario de Comercio Interior que lleva pocos días en su cargo. Se propone congelar precios y blande la amenaza de la aplicación de la ley. Aquí el punto: en la Argentina, el Estado, y menos aún un burócrata, no puede determinar el precio de un kilo de yerba en el comercio de la esquina o de un caramelo en el kiosco del barrio. El papel higiénico no es la electricidad o el gas, que son servicios públicos regulados, y por eso el funcionario no tiene más opción que acordar un listado "voluntario" o amenazar con aplicar la ley . ¿Qué ley? La ley de abastecimiento, una norma polémica y tildada de inconstitucional desde el momento en que se sancionó, en 1974.

De ahí el problema que tiene la desgastada e ineficiente fórmula de controlar la inflación apenas con una libreta para anotar los precios de góndolas. Sucede que este esquema sólo funciona con el miedo y las amenazas como elemento unificador de las conductas empresarias.

Amado Boudou, Julio De Vido, Débora Giorgi y Roberto Feletti, en un cóctel con periodistas; ahora, regresan aquellos métodos de entonces

Néstor Kirchner y Guillermo Moreno lo entendieron a la perfección. Las amenazas que propinaba el entonces secretario de Estado eran concretas, o por lo menos, los hombres de negocios le reconocían al funcionario poder de daño sobre sus activos. Los ejecutivos sabían que detrás de aquellos insultos y gritos era posible que llegaran otras acciones que podían poner en riesgo el negocio, la marca, las ventas o la reputación. Y hasta proyectaban en esas amenazas la posibilidad de perder la empresa.

Con ese nivel de consecuencias, acordar precios de algunos productos para mantener las formas era casi un juego. Firmaban sin demasiados reparos. Entregaban algún paquete de yerba barata mientras ampliaban las opciones de versiones premium o de mejor calidad con la mirada cómplice del funcionario. Todos...

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