Un concierto histórico

SINFÓNICA SIMÓN BOLÍVAR DE VENEZUELA / Director: Gustavo Dudamel / Programa: La consagración de la primavera de Igor Stravinski y La noche de los mayas de Silvestre Revuelas / Sala: Teatro Colón.Nuestra opinión: excelente.Sólo dos obras en programa, una sala imponente con todas las localidades y espacios de pie ocupados en llamativo silencio. Se respira una atmósfera de místico recogimiento, acaso sea por el drama y el dolor que vive la República estos días de tragedia. En el escenario se observa la ordenada aparición de los músicos de la agrupación sinfónica venezolana fundada por el maestro José Antonio Abreu presente entre el público de la platea. No se escucha ningún anuncio previo; meditamos sobre la discreción del fundador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles de Venezuela y sobre la significación de su maravillosa obra para bien de la salud de los pueblos.El programa impreso anuncia sólo dos composiciones. Ambas admirables, monumentales y complejas para cualquier orquesta. Se observa la caja acústica del escenario ocupada íntegramente por un número mayor de lo habitual de sillas y atriles. Aparecen los músicos. Se ubican en sus puestos en una actitud de respeto y amistad entre ellos. La afinación es sólo verificada con discreción. Cuando aparece el joven director Gustavo Dudamel el recibimiento es de manifiesta cordialidad y reconocimiento. No hay detalles de divismo, sí de sobriedad y distensión.Llega el tan ansiado silencio y comienza la delicada y sutil introducción de La consagración... El solo del fagotista en el registro agudo es un tema popular y las expresiones a cargo de los instrumentos a soplo que se encadenan, encantan y provocan placer por su justa afinación y atinado fraseo. La progresiva sonoridad de las maderas discurre en frases diversas de infinita originalidad. Es el talento del autor, sin duda creador y artífice de un lenguaje inconfundible, el que se va adueñando del protagonismo. ¡Qué lamentable resulta que en la programación musical de Buenos Aires, la obra de Stravinsky brille por su ausencia!Para bien la traducción de Dudamel es sobria y refinada. Las dos partes, "La adoración de la tierra" y "El...

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