Una compra que arrastra tres operaciones fallidas

El Ministerio de Seguridad buscó soluciones para su provisión de chalecos antibalas en lugares tan disímiles como Israel, Brasil -con destino presunto en Haití- y Fuerte Apache. Pero todos esos intentos sólo depararon problemas.En 2011, la entonces ministra Nilda Garré recurrió a Israel para proveer 33.000 chalecos. Pero resultaron defectuosos, según consta en documentos a los que accedió LA NACION. "Los prototipos de chalecos antibalas marca IMI [Israel Military Industries Ltd.], modelo ASA 220 según apartado 4, NO SON APTOS COMO PROTECCIÓN ANTIBALAS PARA LOS CALIBRES QUE FIJA EL NIVEL RB3", concluyeron, con mayúsculas incluidas, los expertos del Laboratorio de Armamentos de la Escuela Técnica del Ejército, el 24 de octubre de aquel año.En 2012, el ministerio volvió a intentarlo con otros proveedores, pero con el mismo resultado. Ensayo tras ensayo, los informes del Laboratorio detallaron que los chalecos eran defectuosos. Registraron traumas superiores a los fijados por el Registro Nacional de Armas (Renar) o peor: no paraban las balas.El ministerio retiró entonces los 1500 chalecos que ya había entregado a la policía, mientras que presionaba sobre el Ejército para que los nuevos análisis dieran mejores resultados, para lo cual -incluso- se pidió someterlos a testeos según estándares de calidad ya abandonados por el Renar...

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