Comienza hoy una prueba de fuego para el Gobierno

Cristina Kirchner y Sergio Massa en la oficina de la vicepresidenta en el Senado

Pasado el dólar soja, un relámpago que alejó las sombras con liquidaciones por unos US$8200 millones en 25 días, las nubes vuelven a cernirse sobre la economía. A partir de hoy, el devenir de las reservas del Banco Central volverá a estar bajo la mirada desconfiada del mercado . El objetivo oficial es evitar volver al escenario anterior. "Cada dólar que entró lo vamos a cuidar", es la consigna, algo que probablemente justificará nuevos controles. Sergio Massa terminó su primer mes en el cargo de ministro, agosto, con un Banco Central perdiendo reservas netas por US$518 millones y culminó septiembre en sentido inverso: embolsando unos US$5000 millones.

Ahora empieza a jugarse el resultado del tercer mes de gestión. El Gobierno se concentrará en actuar sobre la oferta y la demanda de dólares oficiales para intentar salir airoso. Por el lado de la oferta, avanzará en regímenes de incentivos a algunos sectores (el tecnológico será el primero y se anuncia hoy); se espera el aporte de fondos de organismos multilaterales y el remanente del campo por maíz y trigo, aunque está bajo la amenaza de la sequía. Por el lado de la demanda, un nuevo sistema de monitoreo de importaciones, que se anunciará el martes y que promete vigilar dólar por dólar los pedidos de las empresas.

Otras opciones más ruidosas, como un tipo de cambio más alto para el turismo, el llamado "dólar Qatar", siguen bajo análisis. Sus dudas de implementación crean contradicciones: mientras, por un lado, se intenta combatir las expectativas de devaluación dando previsibilidad a los importadores, al mismo tiempo, los trascendidos sobre un nuevo dólar las alientan.

Además de las especulaciones sobre un salto devaluatorio, el Gobierno debe lidiar con las crecientes expectativas de inflación, que siguen disparándose y espolean los conflictos gremiales que atraviesan todo el arco productivo.

En un contexto de inflación que apunta al 95/100% a fin de año, se dificulta conocer el precio de referencia de los alimentos y otros productos de consumo masivo, pero no es lo único. También sucede con los salarios. La nominalidad, es decir, el valor de las cosas sin tener en cuenta la inflación, abulta los números de los recibos y brinda una sensación engañosa que se evapora cada vez que el asalariado va de compras o tiene que afrontar gastos. Ningún sindicato quiere quedarse corto y se mete en la carrera contra los...

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