Comidas de trabajo, claves para salir airoso

"Eran casi las 4 de la tarde y no había forma de dar por finalizado el almuerzo de trabajo. Del otro lado de la mesa, la charla había derivado a temas improductivos, lo que me sugería que mis interlocutores no eran los más apropiados para llevar adelante el proyecto en cuestión", cuenta Agustín, de 45 años, gerente de marketing de una empresa del rubro textil. Una comida de trabajo no es igual a cualquier otra reunión ni tampoco es un almuerzo con amigos. Se juegan códigos implícitos, gestos y detalles imperceptibles, pero fundamentales para que un negocio tenga éxito o... naufrague.

Aun así se trata de un ítem poco transitado entre los "especialistas" del reunionismo, que generalmente se ocupan de los detalles intramuros de la compañía, dejando en ascuas a quienes se preguntan: "¿Dónde convocar a un almuerzo? ¿Qué hay que tener en cuenta? ¿Cómo lograr que la reunión pueda ser disfrutada como algo informal, pero al mismo tiempo que pueda llegar a ser productiva?" Lo que sigue es un catálogo con algunos consejos para llegar a buen puerto:

¿Cómo elegir el lugar?

"Es muy importante la comodidad y el gusto del invitado", dice el experto en recursos humanos Alejandro Melamed. "Cercanía del lugar donde se encuentra y el tipo de comida que se alinee con sus apetencias" son dos aspectos fundamentales. "En general, uno busca un punto intermedio entre su lugar de trabajo y el de la persona con quien se va a reunir, o trata de acercarse al lugar donde trabaja la otra persona, priorizando su comodidad", dice Ignacio Romano, director de Asuntos Corporativos del laboratorio Pfizer, que aclara que a la hora de elegir el lugar del encuentro, la comida suele ser un factor secundario, salvo cuando la reunión es con extranjeros, que quieren probar carne y vino argentinos.

Un factor que sí colabora con el desarrollo del encuentro es que el ambiente sea tranquilo y poco ruidoso. Así, muchos optan por los restaurantes de hoteles -como el clásico bar del Sheraton Park Tower en Retiro o Club 31, en el hotel Recoleta Grand-, que ofrecen espacios aislados del bullicio, o establecimientos gastronómicos que cuentan con salas privadas, como Elena, Don Julio o Roux. "Nuestra cava, en el subsuelo, tiene una sola mesa, lo que lo hace muy apropiado para reuniones de trabajo. Es un lugar completamente privado y eso hace que incluso, a veces, los almuerzos de trabajo se extiendan bastante", comenta Martín Rebaudino, chef de Roux.

¿Sólo hablar de negocios?

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