El Coliseo Podestá intenta recuperar esplendor

LA PLATA.- Tenía solamente 9 años cuando por primera vez ingresó a una sala teatral. Fue una comedia musical: El diluvio que viene. Y por esas cosas del destino, casi tres décadas más tarde, aquel niño devenido luego en actor, director, dramaturgo y docente tiene la enorme responsabilidad de administrar ese espacio que lo deslumbró apenas traspasó su puerta.

Desde diciembre pasado, Gastón Marioni -de él se trata- es el administrador general del teatro municipal Coliseo Podestá de La Plata, uno de los sitios emblemáticos de la capital bonaerense. No sólo por la majestuosidad de su construcción (que data de 1886), sino porque fue allí donde se dieron los primeros pasos de la escena rioplatense, gracias a un pionero como lo fue Juan José Podestá, fundador de esta sala que hoy es Patrimonio Histórico Nacional.

"Lo asumo con un gran compromiso y mucha satisfacción", dice Marioni a LA NACION en su reducido despacho, en el que abundan papeles, anotaciones y marcadores. Y no puede disimular su entusiasmo, a pocos días de dejar inaugurada oficialmente la temporada en el año en que se conmemora el 130° aniversario del nacimiento del teatro ubicado en la calle 10, entre 46 y 47, en pleno centro de esta ciudad.

Y la casualidad (o no) también quiso que fuese en este lugar donde a los 14 años asistió a sus primeras clases de actuación. Por eso asegura que "volver con este nuevo rol aquí, es un círculo mágico que se cierra. La siento como una casa que fue mía, como propia, y a la que siempre respeté".

-¿En qué estado se encontraba la sala?

-La primera conclusión, es que evidentemente desde hace muchos años se venía manteniendo gracias a la magia del teatro... Me encontré con empleados que aman a este lugar. Y en este tiempo, todo el personal, incluida la gente de seguridad, está pintando paredes, arreglando el patio o el jardín, llevando adelante una gran tarea en el mantenimiento, restauración, equipamiento y reparación de distintos sectores, para que el teatro vuelva a brillar en todo su esplendor.

Como dueño de una sala independiente en La Plata (Teatro Estudio), para Marioni resulta prioritaria la cuestión de la seguridad para un lugar que puede albergar a un total de 1.058 espectadores. Bajo esa premisa, no sólo se recargaron los 57 matafuegos disponibles, sino que también se procedió a poner en condiciones una salida de emergencia que debía ser obligatoria y que, sin embargo, nunca había sido habilitada, además de acondicionar el resto de las...

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