Una coalición peronista que no funciona

Era un país de gente infeliz con una sola excepción, podrán decir los historiadores cuando escriban sobre estos tiempos. está feliz. Dinamitó el único puente de racionalidad y diálogo que conservaba cuando lo despojó de más 30.000 millones de pesos a La vicepresidenta prepara al Senado para remover en la semana que se inicia a dos jueces que la condenaron y a un juez que todavía debe juzgarla por la pornográfica causa de los cuadernos de las coimas. La Corte Suprema demora su sentencia sobre esos jueces, ya sea porque la discute demasiado o porque prevalecen las viejas pendencias internas. La pandemia es una desgracia para todos, aunque la excepcionalidad le permitió a la expresidenta convertirse en dueña del Congreso y también de la administración política del país.Alberto Fernández prometió otra cosa, pero la gestión de su gobierno es demasiado gris. El decreto que saqueó las arcas de la Capital lo inspiró Cristina, según la unánime certeza de oficialistas y opositores, pero él lo firmó. Es una violación en toda la regla a los principios del país federal que consagra la Constitución. Condena a la Capital a menos obras públicas y a una seguridad pública de baja calidad. Que todos sean igualmente pobres. le aumentó por decreto la coparticipación a la Capital, pero luego todos los gobernadores suscribieron esa decisión en el pacto fiscal. El Presidente fulminó esa decisión con su sola firma. Llama la atención que la medida haya sido respaldada por 19 gobernadores peronistas (con la honrosa excepción del cordobés Juan Schiaretti) sin tener en cuenta que a ellos les podría pasar lo mismo si cambiara el signo político del gobierno federal. Experto en hurgar resentimientos propios y ajenos, el kirchnerismo gobernante acaba de resucitar la vieja y absurda querella entre el interior y la Capital. ¿Qué debió hacer para resolver la inoperancia del gobierno bonaerense, que solo reclama más recursos del gobierno federal y casi siempre los obtiene? Podría haber suspendido en el acto el debate sobre la reforma judicial, que, según cálculos de le costará al Estado 14.000 millones de pesos por la increíble distribución de abundantes cargos judiciales. Hecho su sacrificio, el Presidente podría entonces haber conversado con Rodríguez Larreta para que este cediera otros 15.000 millones de pesos. La suma se hubiera acercado bastante a la cifra que le sustrajo al jefe porteño. ¿Qué opositor confiará en Alberto Fernández después de que este divulgara un diálogo...

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