Un clamor desesperado a la reina de Olivos

Usted sabe, señora, el respeto y la admiración que le tengo. Sabe también que soy un soldado (raso) de la causa, y que no la considero una presidenta, sino una reina. Por eso, desde la humildad de un servidor permítame el atrevimiento de decirle que están pasando cosas raras; señora, se está enturbiando todo. ¡Haga algo! (además de hablar, digo.)El síntoma preocupante que veo es que se le animan todos. No me refiero a Moyano, que es un peso pesado. Néstor lo quería grande y poderoso, y así lo hizo. Tampoco a Scioli, que, aunque no me lo explique, está lleno de votos. Hablo de una sarta de audaces que empezaron a vender un relato distinto. Hasta ahora había un solo relato y una guerra cultural ganada, y de pronto aparecen estos pícaros que dicen o hacen cosas que no me gustan nada.Un ejemplo es la senadora Rojkés de Alperovich, la mujer del gobernador tucumano. Persona de su confianza, señora, y un cuadro total. Pues bien, esta semana tuvo el tupé de elogiar a Moyano y de decir que usted no va a ir por la re-re. Es gravísimo. La Rojkés antes no iba al baño sin pedirnos permiso. O hacemos algo o se nos va a animar hasta Barone.Otro que criticó la re-re fue Lorenzetti, el presidente de la Corte. Uno entiende que se muera de ganas de mudarse a la Casa Rosada, pero eso de hacer un raid mediático para tirarnos pálidas me parece, como diría usted, too much (a propósito, felicitaciones, lo está pronunciando mucho mejor). ¿Se acuerda, señora, cuando una llamada suya lo hacía temblar? ¿Este señor no sabe quién tiene el monopolio del micrófono? ¿Y si le volvemos a mandar a Hebe? ¿Y si lo asustamos con Todorreno Oyarbide? No creo que funcione. Zaffaroni nos puede dar una mano, siempre que no esté muy ocupado con sus operaciones inmobiliarias.El colmo de estos días fue que Aníbal haya reconocido que lo de la inseguridad no es una sensación. Es cierto que tiene sus cuentas pendientes con la Garré, pero no estoy dispuesto a soportar que nos reme en contra. Aníbal es el general del ejército de los sometidos. Si se atreve a deslizar una crítica es porque estamos en el fondo del mar. Hasta prefiero una deserción de Víctor Hugo; total, la gente no le cree ni cuando canta los goles.También sacó los pies del plato YPF, nuestra YPF, cuando el miércoles subió los precios 7%. Pero cómo, ¿no iba a estar al servicio del pueblo? Señora, llámelo a Kicillof y pídale una explicación. Primero, porque nunca hay que privarse de una clase de mi amigo Kichi, que entre Keynes, Marx...

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