De la civilización a la barbarie

¿Vale la pena detenerse en los discursos de Cristina Kirchner ? No. Corrompe la historia cuando habla del pasado. El mundo es el espejo en el que ella misma se mira si, en cambio, se refiere al presente. Dejemos entonces la megalomanía a un lado. Es más importante lo que hace que lo que dice. La sublevación de la vicepresidenta y del Senado ante la Corte Suprema de Justicia coloca al país en tiempos predemocráticos (para usar un término de la propia Cristina Kirchner) y significa una ruptura definitiva del Estado de Derecho . A ella le gustan los ampulosos e inútiles gestos políticos. ¿Qué significa en el terreno jurídico que una ajustada mayoría del Senado haya avalado su decisión de colocar al cuerpo en rebeldía frente al Poder Judicial? Nada . Paréntesis: esa mayoría la consiguió con la deserción política y moral del senador Alberto Weretilneck , que militaba en el Frente Grande , y con el transfuguismo de la senadora riojana María Vega , que asumió por Juntos por el Cambio y luego se pasó al kirchnerismo. Fue un espectáculo político, no una estrategia jurídica . La ley solo la obliga a ella a enviarle al Consejo de la Magistratura los nombres de los senadores que representarán al cuerpo. Esos nombres surgen, a su vez, de la propuesta que hace cada bloque. En ningún momento debe intervenir el plenario del cuerpo para decidir sobre sus representantes ante el Consejo. Cristina lo hizo intervenir nada más que para mostrar sus músculos políticos frente a una Justicia que detesta en sus días más dramáticos como encartada por hechos de corrupción durante su gobierno. En las vísperas de decisiones ingratas para ella por parte de varios jueces.

La democracia es una forma de vivir y de gestionar la política, muy alejada del método barrabrava

La historia de la humanidad es la historia de la lucha entre el derecho y la ley de la fuerza. Entre la civilización y la barbarie. Dilatar innecesariamente los procesos judiciales o desobedecer a la Justicia son hechos barbáricos que corroen los principios más básicos del sistema institucional. El respeto al Poder Judicial, el más débil de los poderes constitucionales (no administra ni la fuerza ni el dinero del Estado), es una condición indispensable no solo para las instituciones, sino también para la economía, para la igualdad de los ciudadanos ante la ley y para la eliminación de los privilegios y la arbitrariedad. Hay varios ejemplos en la historia reciente de gobiernos que debieron acatar, a su pesar y...

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