Cinegética

Afortunado el que comience su lectura de la obra de Mario Levrero (Montevideo, 1940-2004) por esta creación inclasificable (¿una nouvelle?) que es Caza de conejos, porque se verá atrapado irremediablemente por la magia de una literatura llena de misterio y de humor. Nacido en Uruguay y afincado por largas temporadas en Buenos Aires, Levrero encarna ese espíritu elusivo pero perfectamente reconocible que denominamos "rioplatense". Rioplatenses son su humor y la respiración de su prosa. Leer Caza de conejos es, pues, una aventura peligrosa, otro de los aspectos fundamentales que caracterizan a cualquier gran literatura.Las solapas de las portadas suelen ser un género aparte. En esta edición de Libros del Zorro Rojo (Barcelona, 2012) -un verdadero libro-objeto, de tapas duras y papel exquisito-, vale la pena detenerse en ambas. "Escritor, librero, fotógrafo, humorista, director de revistas de ingenio y de talleres literarios", es una buena presentación para este escritor que, en 1970, publicó su primera novela, La ciudad , con lo que sería su nom de plume definitivo: Jorge Mario Varletta Levrero pasó a ser Mario Levrero, el autor de una obra extensa y fulgurante en el panorama de la literatura contemporánea en América del Sur. A partir de El lugar (1982) y París (1979), las dos novelas que completan con la anteriormente citada la llamada "trilogía involuntaria", Levrero se dio a conocer en el restringido círculo de los amantes de la literatura. Solo después de su muerte fue considerado "uno de los grandes autores latinoamericanos" (sigue la portada), con derecho propio a sentarse a la misma mesa de Felisberto Hernández y Juan Carlos Onetti.En el capítulo o parte LXVII, página 103, de Caza de conejos , hay una "definición" de lo que este libro podría ser: "una fina alegoría", "una novela romántica", "un texto didáctico", "la versión original de la Biblia" o, entre tantas otras posibilidades, "una gran trampa verbal de...