De las cifras a las urnas: la riesgosa apuesta de los economistas que se mudan a la política

La participación de los economistas en la política podría explicarse con teorías económicas, como la sucesión de ciclos o la ley de oferta y demanda. Una posible adaptación de la primera a la actualidad diría que estos especialistas se lucen en el valle de los ciclos. Cuando se profundizan los problemas económicos, las figuras de los economistas crecen -aun las de los técnicos de escaso carisma-, y se revisten de una popularidad tal que en muchos casos los aventura a competir en la arena política, sin temor a medirse con los puros de esa raza.

En términos de oferta y demanda, en el presente contexto de politización del debate como producto de la inestabilidad económica, hay una disponibilidad mayor de expertos en la materia dispuestos a sumarse a la discusión que excede sus moldes académicos y profesionales. No son sólo ex funcionarios de hacienda, organismos o entidades financieras; también se cambian el traje otros provenientes de la actividad privada y hacen gala de ejercer una ciencia social, con apariencia de exacta. Del otro lado, se requiere a los economistas ante las cámaras, en las radios y en columnas de gráfica como intérpretes de los cambios constantes. Se los demanda con nuevas habilidades de comunicación, hasta en 140 caracteres, porque la economía dejó de ser abstracta y los inconvenientes volvieron a lo cotidiano: la inflación, el valor del dólar, el empleo, las trabas a las importaciones y hasta las consecuencias del conflicto con los holdouts son temas familiares.

Los economistas de perfil renovado son cada vez más parte del show político y hasta llegan a mezclarse en la farándula. En este resurgir, que muchos especialistas encuadran en una tendencia mundial, la demanda desde los partidos para acompañar a los políticos que brillan en las encuestas contribuye a subir el valor de los economistas. Sea entre bambalinas, como integrantes de equipos que respaldan los proyectos. O bien, aunque no como aspirantes al sillón de Rivadavia, vuelven a cotizar como candidatos per se.

En un intento de llegar al origen de la reedición de las candidaturas de economistas, analistas consultados por LA NACION pusieron de relevancia diferentes aspectos históricos y recientes de la política global y local, en relación con los contextos de la macroeconomía.

En visión retrospectiva, Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, distingue la participación actual de los especialistas en economía respecto del pasado. Define una etapa desde la postulación de Álvaro Alsogaray, primer ministro de la cartera que hizo campaña para la presidencia en 1983 y 1989, hasta las candidaturas de Domingo Cavallo...

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