El cierre del caso Maldonado

El fallo del juez federal de Rawson, Gustavo Lleral, que cerró la causa en la que se investigaba la desaparición de Santiago Maldonado contiene, a lo largo de sus casi 300 páginas, muchas consideraciones que prueban que el joven murió ahogado, que no se trató de una desaparición forzada y que no hay responsabilidades penales sobre su deceso. Pero hay una reflexión del magistrado, quizá la menos técnica y más afincada en el sentido común, que resume con claridad el fin de una desgraciada historia. Dijo Lleral: "La verdad es esa. Cuando la simplicidad de las cosas es patente, sobrevuelan los sinsabores de la especulación espuria".Desde lo técnico, el fallo -ahora apelado- explica que el cuerpo quedó atrapado en aguas del río Chubut, enganchado a un ramaje que lo mantuvo inerte y oculto durante el tiempo necesario para que, luego, su descomposición natural interna superara la presión y la fría temperatura del agua, y emergiera en el mismo lugar donde se había hundido. Lleral no llegó solo a esa conclusión. Más de 50 peritos fueron los encargados de informarle, en forma coincidente, sobre los hechos realmente acontecidos. También se detectó que el DNI que se había encontrado junto al cuerpo del joven estuvo bajo el agua el mismo tiempo que él. Maldonado no fue arrastrado ni manipulado ni desaparecido de manera forzosa. He allí el fin de un relato que a quien más dañó fue a la memoria del propio muerto.Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) lo ungió como víctima para poder victimizarse ellos y justificar sus ataques violentos. Dirigentes de derechos humanos se subieron a hipótesis trasnochadas por su propia necesidad de plantarle al Gobierno un desaparecido en democracia y hoy siguen sosteniendo que la muerte del tatuador fue "un crimen de Estado". Testigos falsos formularon declaraciones igualmente fraudulentas que hablaban de palizas a cargo de las fuerzas de seguridad, de secuestros, de traslados en camiones, de largavistas que nunca existieron y de visiones mágicas que deberían ser materia de análisis por parte de la Justicia ante la certeza de que se ha tratado de falsos testimonios.El relato que un ideologizado y ruidoso sector de la sociedad trató de imponer sobre este trágico caso auspició marchas, vandalismos y agitaciones. Llegó incluso hasta las escuelas, donde maestros conmovidos por la falta de respuestas frente a la inicial desaparición del joven cayeron en la maniobra urdida por voceros inescrupulosos, enseñándoles a chicos -a los...

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