La ciencia contradice a la ciencia, un aporte a la confusión general

¿Puede el chupete ser bueno y malo para los bebes? ¿El café estar recomendado para diabéticos y, a la vez, desaconsejado? ¿Es posible que los carbohidratos sean los responsables de la epidemia de obesidad mundial y, simultáneamente, no tener nada que ver con esa tendencia? Así lo han afirmado recientemente estudios científicos de prestigiosas instituciones. También hay investigaciones que dicen que dormir poco engorda, y mucho, también; que comer chocolate estimula la hormona del buen ánimo, pero que, a la vez, no existe relación física entre esas dos variables.La proliferación de voces colabora con el desconcierto. Esa podría ser la principal conclusión si se hace una recapitulación de los variados y hasta contradictorios hallazgos que ha hecho la ciencia moderna en los últimos años. Se trata de un fenómeno que incide directamente en la credibilidad: según un sondeo de La Nacion, los porteños descreen de los hallazgos y no los suman a sus decisiones prácticas. Excepto que necesiten una buena excusa para tomar cerveza o comer chocolate...Las que siguen son algunas de las recientes investigaciones que muestran cómo la ciencia se pelea con la ciencia.1El café, la panacea universal.Contra la mala prensa que ha tenido en décadas anteriores, los últimos estudios indican que el café está plagado de beneficios para la salud: contra el estrés, el cáncer, las enfermedades hepáticas, y hasta contra el suicidio. En enero de 2008, un estudio del Centro Médico de la Universidad Duke de Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, apuntó que disminuir el consumo de cafeína podría ayudar a las personas que padecen la forma más común de diabetes a controlar mejor sus niveles de azúcar en sangre. ¿Cómo? La cafeína parece interrumpir el metabolismo de la glucosa. En tanto, en noviembre de 2009, el Endocrine Journal publicó un estudio epidemiológico holandés cuyo hallazgo era que las personas que bebían tres tazas de café diarias presentaban un riesgo de diabetes de aproximadamente un 42 por ciento menor que las que no.2Dormir poco engorda, y mucho también.La conclusión resulta desconcertante: Las personas que duermen poco (menos de siete horas) son más propensas a ser obesas. Lo mismo que los que duermen más de nueve, según un estudio financiado por el gobierno norteamericano, sobre la base de una encuesta realizada puerta a puerta a 87.000 adultos por el Centro Nacional para Estadísticas de la Salud. En tanto, investigadores de la Universidad de Warwick postularon que...

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