Los chinos en la Argentina, más allá del supermercado

En la provincia china de Fujián prácticamente sólo hay niños y viejos. El resto vive en el exterior, y una buena parte de ellos, en la Argentina. Lejos de la superpotencia cuyo desarrollo asombra al mundo y que, según los expertos económicos, será la dueña del siglo XXI, la aventura argentina que emprendieron más de 100.000 chinos continentales ?el 80%, originarios de Fujián? encierra mitos y prejuicios, una cultura milenaria, mucho sacrificio y supersticiones. Una dura vida de inmigrantes, con privaciones y sueños modestos, entre góndolas de supermercados "argenchinos" ?abren a razón de 20 por mes y ya son más de 10.000? y exóticas cocinas humeantes.LA NACION se sumergió en la vida cotidiana de esta particular colectividad que, más allá de las dificultades idiomáticas, prefiere el silencio, y, tras vencer no pocas reticencias, logró develar códigos y secretos de un grupo inmigratorio que sólo en el último año desaceleró su crecimiento.La ciudad de Buenos Aires y el conurbano son la meca de esa inmigración. Hay un súper chino cada cuatro cuadras, en promedio. Y en ellos no se habla nada o casi nada de español ("sí" o "no", como mucho). La proeza comercial demuele, de todos modos, la enorme muralla idiomática. "Nosotros nos movemos bien en el ámbito comercial, pero cuando pasamos de ese espacio, fuimos..., nos cuesta mucho", cuenta Zheng Jicong, aquí llamado "Oscar", que aprendió el idioma luego de dos años de tomar clases. Llegó al país en 1992. Su padre y su madre lo trajeron a la Argentina, junto con sus hermanos, para probar suerte y abrir un restaurante en Once.Zheng miraba la televisión en su nuevo hogar porteño. Justo daban la entrega de los premios Oscar. Decidió entonces llamarse Oscar, a secas. Simple y complejo a la vez. Es que lo primero que hace un inmigrante chino cuando llega al país es "bautizarse". Muchos eligen llamarse Juan (similar a Huang) o Martín (por el "tín", similar al "chin"), y entre las mujeres, Luisa (por Liu).En la provincia de Fujián, explica, tradicionalmente las familias emigran hacia algún lugar del planeta que facilite documentación. Estados Unidos fue el horizonte por muchos años. Pero se agotó. La Argentina apareció como opción hace unos 20 años. Al principio de 2000, los chinos conseguían un documento argentino (que les permitía obtener el visado para viajar por el mundo) en tres o seis meses como máximo. Pero eso cambió: hoy demoran entre seis y dos años, lo cual provocó un desaceleración de la inmigración."Las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR