China transforma su relevancia global

A mediados de los noventa, una recorrida por el distrito de Guangdong, en el este de China, mostraba la imagen de una región en veloz transformación: el capital, venido desde Hong Kong, Japón y otras regiones del mundo, fluía masivamente a la producción de manufacturas, que luego se exportaban a un costo laboral unitario cuatro o cinco veces inferior al de las economías avanzadas. Como dijo Martin Jacques, la imagen rememoraba a la Gran Bretaña de la revolución industrial. Replicado en otras provincias del este de China, el resultado fue una aceleración del crecimiento que en apenas dos décadas convirtió al país asiático en la primera economía mundial en términos de exportaciones y la segunda en términos de PBI.Hoy el panorama es bien diferente: en Guangdong se ha concentrado más de un tercio de las protestas y huelgas en reclamo de mejores condiciones laborales y salarios más altos. Semejante cambio sugiere que el modelo de crecimiento guiado por las exportaciones y sustentado por los bajos salarios ha entrado en su etapa final. El gobierno chino, consciente de esta nueva realidad, presentó en 2011 el duodécimo plan quinquenal, orientado a producir una profunda reforma de la economía china, tanto en la composición de la oferta -promoción de los servicios en detrimento de las manufacturas de baja tecnología- como de la demanda agregada -de la inversión y las exportaciones al consumo-.El llamado "rebalanceo de China" tendrá un impacto significativo sobre el resto del mundo emergente. Precisamente para debatir esta cuestión hace unos pocos días se llevó a cabo en la Universidad de Buenos Aires un seminario que, con el auspicio del BID y de la Red Mercosur, reunió a investigadores de China, África y América latina.La primera conclusión de esos debates es que el ritmo de crecimiento de la economía china no será tan elevado como en el pasado reciente y que su política económica procurará un "aterrizaje suave" en torno a una tasa del 7% anual. En segundo lugar, que el rebalanceo constituye una estrategia a mediano y largo plazo, no exenta de zigzagueos, cuyos efectos se observarán gradualmente. La tercera conclusión es que ello no interrumpirá el gran cambio global de nuestra época: el traslado de los motores del crecimiento del mundo occidental al Asia emergente. De estas conclusiones se derivan interesantes implicancias para todo el escenario mundial, y para América latina en particular.La primera es que el rol de China en los mercados mundiales, antes que...

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