Chile, escenario de una reunión cumbre de la danza argentina

FRUTILLAR, Chile.- La Sylphide es un ser fantástico, etéreo, alegre. De piernas y brazos largos, apenas roza el piso. Ludmila Pagliero comparte por estos días cierto espíritu efervescente característico del personaje que representa. Nada ingenua, claro, aunque posea el don de las alas. Tras una serie de funciones de este emblemático ballet del repertorio romántico en Bahía Blanca y Buenos Aires, la bailarina argentina -étoile de la Ópera de París y premio Benois de la Danse 2017- cerró este fin de semana una gira que la devolvió a sus raíces. Su vaporosa y delicada carta de presentación en escena dejó admirado al Teatro del Lago de Frutillar, plaza que se afianza con encanto y calidad en el sur de Chile, de cara al mundo.

Este alto en la ruta, que 18 años después trae a Pagliero al país que le abrió las puertas de su carrera profesional cuando en la Argentina no veía futuro, tuvo además de dos noches con el afinado Ballet del Sur bonaerense la emotiva instancia del encuentro con la gente. El sábado, la bailarina recordó momentos cruciales del camino que la encuentra hoy en el máximo escalafón de la prestigiosa compañía europea. Así, de cara a la cadena de volcanes que se recorta sobre el lago de Frutillar, además de alumnas de la escuela de ballet del teatro que siguieron la charla sin pestañear se dieron cita ex compañeros suyos en el Municipal de Santiago, que no se privaron de contar las anécdotas de una adolescente que parecía llevar tatuada la camiseta de la selección albiceleste. Dos figuras argentinas de la danza llegaron especialmente para verla bailar: Paloma Herrera y Luis Ortigoza. Hay que decirlo: que Herrera haya cruzado la Cordillera enciende, además, la mecha para que el Ballet del Colón, que actualmente ella dirige, también pueda hacerlo. ¿Por qué no imaginar un espectáculo de cisnes para este lago Llanquihue?

Espontáneamente, los tres compartieron la quintaesencia de su labor profesional. "Crecí con el ejemplo de Paloma en el estudio de Olga Ferri -reconoció Pagliero esa influencia que sin querer ejerció su colega, una generación mayor que ella, a quien no conocía personalmente hasta este momento-. También fue la primera imagen cercana de una bailarina que salió del país y le fue bien. Una inspiración."

Cada uno a su turno enfatizó la importancia de los años de formación: ellas coincidieron en tomar la mano sabia de Olga Ferri como guía, una maestra que les dio las herramientas para salir al mundo (Pagliero eligió París...

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