El chico de 15 años que se vistió de bombero y salvó una vida

"Dame un rato, no comí nada en todo el día", pide casi con culpa. Y es que los últimos días de Juan Cruz Americe fueron frenéticos, emotivos, y jamás los olvidará. El joven de 15 años, que el martes último salvó a una beba de siete meses que había sido atropellada en brazos de su madre por un grupo de delincuentes que huían de la policía (ver aparte), vive una semana de celebridad impensada.

Hijo de un bombero voluntario de Loma Hermosa enseguida adoptó al cuartel de bomberos como su segundo hogar. De pequeño supo que seguiría el mismo camino: el de salvar vidas ajenas. Muy pronto el destino le daría la primera oportunidad.

Una foto con sólo seis años, el uniforme que le sobra por todos lados, pero la actitud de un verdadero bombero ocupa un lugar privilegiado en casa de sus tías, donde Juan duerme varias veces a la semana. Ama compartir tardes con sus primos y su abuela. El resto del tiempo lo divide entre la casa de su madre y sus otros hermanos, y la del padre.

"Lo llevo en el alma el ser bombero", reconoce sin timidez. Y en la familia no pueden más que coincidir. Cuentan que su madre es igual, solidaria con todos. Sus hermanos, Morena y Diego, son chicos y no entienden del todo lo que pasa, pero lo miran con orgullo; perciben que su hermano algo hizo bien.

La tarde del martes había acompañado a su tía Sonia a hacer unas compras a la vuelta de su casa. Cuando se despidieron, Juan siguió camino con su primo y un amigo hacia la panadería. Pero no llegó: un increíble concierto de bocinas y sirenas lo hicieron frenar en seco para ver lo que nunca habría querido: un auto que hacía volar por el aire a una mujer y a una beba. Sin dudarlo, corrió hacia ellos. "Los chicos salieron corriendo, asustados, pero él enseguida fue a ayudar, instintivamente", relata Sonia.

Se quitó la remera, la dobló y en ella tomó a la beba. "Creí que estaba muerta, porque no respiraba", cuenta. Se paró en medio de la avenida Márquez intentando frenar un auto que los auxiliara, pero con impotencia notaba que todos seguían de largo. Finalmente un patrullero los llevó hasta el hospital Eva Perón. En el camino, Juan le realizó las maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) que había aprendido en el cuartel. Como en la guardia no le prestaron atención, subió a zancadas las escaleras hasta la...

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